Frío y dulce

Bal tan sólo balbuceó unas palabras indescriptibles mientras dejaba que el calor soporífero del vampiro le mermase los sentidos.

-Y cuarto....-logró a decir de forma legible contra la almohada y el pecho del mayor antes de quedarse dormido del cansancio, y de la falta de sangre con la que se había quedado después de encontrarse con Darah.

Suspiro, esperando que finalmente el menor se durmiera por completo en sus brazos…y así, poder actuar mas sutilmente…alzándole un poco el rostro , se mordió la lengua con brusquedad…hasta cortar su lengua y hacerla sangrar, se inclino, besando sutilmente sus labios, adorando una vez mas esa calidez que el hibrido derramaba y obligándole a entreabrir la boca, para colar su húmedo músculo dentro de el…y darle a beber su curativa sangre, intentando concentrarse en eso…en sanarle…en tornarle las fuerzas, que el mismo le había arrebatado…

Quizás Bal pudiera soñar. No podía tenerlo lo suficientemente claro ya que no dormía muy frecuentemente, pero podría decirse que durmiendo, fuera en el momento que fuera, a veces, podía tornar a sentirse como la criatura que en realidad era. Una alimaña viscosa y serpenteante, ávida de dolor y carroña que se arrastraba quejerosa, finjiendo, en busca de presas fáciles.
Por lo general el sabor de la sangre no le agradaba, pero eso era sólo cuando tenía el control de su cuerpo. Al mismo tiempo que aquel sabor, entre sueño, extraño rozaba su paladar, su subconsciente animal comenzó a beber de él con hambre, quedando saciado, clavando las uñas en los costados del vampiro en sueños y penetrando su piel hasta que de nuevo volvió a quedarse sumido en un sueño relajado, con la respiración tranquila y aniñada que le caracterizaba.

Sintió como el animal dentro del menor se adueñaba de el, y no le importo, simplemente dejo que se saciara todo lo necesario….sin importarle si quiera los arañazos en sus costados…
Se le quedo mirando cuando el hibrido torno a dormirse, acariciando sus pómulos, he inclinándose una vez mas para darle un suave beso en los labios, corto y apenas imperceptible…y sin sangre de por medio en esta ocasión…

Durante todo lo que quedaba de noche Bal se mantuvo estático, como de costumbre. Su cuerpo se enfriaba cuando dormía y adquiría la apariencia de una inerte piedra que poco a poco, a medida que se acercaba el momento de volver al mundo de los vivos, se iba caldeando y desentumeciendo para que el profundo letargo, que le serviría para mantenerse en pie durante semanas enteras, llegara a su fin.

En el momento justo en el que debía despertarse sus ojos se abrieron descubriendo el techo sobre su cama, alegrándose sin recordar del todo bien de no haber pasado la noche en ningún callejón oscuro sin protección, pero al instante después recordó que había traído a alguien a casa.

Cuando dio un respingo en la cama se giró a ver a Darah, que efectivamente seguía allí. Defenitivamente no había sido un sueño. Respiró con algo de pesadez y se estiró, echando los pies fuera de la cama y apoyándolos en el suelo mientras se pensaba si era productivo levantarse o no, algo que hacía siempre que despertaba.

Darah se limito a observarle levantarse…apoyando la cabeza en la mano…

-¿de que era el trabajo pequeño?_ dijo como si siguieran con la conversación de la noche anterior…

El muchacho tardó en contestar. Le resultaba alterante después de todo escuchar la voz de Darah una vez más.

-De guardia, en el cementerio, o en sus alrededores-dijo rascándose la cabeza-. Se supone que quieren a gente fuerte y todo eso... pero no creo que tenga ningún problema, no es un trabajo que quieran muchos, y menos en "ese" cementerio.

-Será a sus alrededores…dentro solo estoy yo…nadie mas puede entrar sin mi permiso…

Se levanto con el pantalón de chándal que había creado para pasar la noche, y su hermoso y definido pecho al descubierto…

-Seguro que te cogeran ya lo veras…

Claro que le iban a coger, el era el que admitía o no a los guardianes del cementerio, y no dudaría en darle el trabajo.
Se mordió los labios mirando al suelo y luego a el…

-¿Te importara si te hago compañía alguna noche?

Bal se puso en pie, vistiéndose y después le miró.

-Claro que puedes-dijo con tono de evidencia-. También el cementerio es tuyo... ¿tienes que pedirme permiso a mi?-dijo sonriendo de medio lado, buscando los zapatos debajo de la cama-. Hoy no voy a desayunar... Tengo la sensación de haberme comido una vaca entera...-dijo con transfondo que supuso entendería, aunque en realidad no recordaba gran cosa de lo que había pasado mientras dormía.

En un momento estuvo frente a el, con su traje blanco puesto y los zapatos del chico en la mano, sin embargo no comento nada en cuanto a la alimentación de Bal…y lo que había tenido que ver…las heridas que el chico había creado, duraron apenas dos segundos marcadas en su piel…y lo único que permanecía en el cuerpo de ambos…era el sabor de la sangre de Darah en la boca del chico…y el propio de Bal, en los labios del vampiro…

-Te dije que era “hombre” de viejas costumbres, y por cortesía…se debe de preguntar pequeño_ dijo tendiéndole los zapatos...

-¿Y si te respondiera que no?-le preguntó mirándole un momento alzando una ceja, cogiendo los zapatos y sentándose en la cama para ponérselos. Aquella mañana no haría la cama, no tenía demasiadas ganas de ponerse a recoger. Al fin y al cabo estaba relativamente poco dentro de aquel piso.

Retiro la mirada de los ojos de Bal…observando el leve brillo que aparecía por la ventana…se quedo un instante en silencio, y sin mirar aun al pequeño, cogio aire y respondió…

-En ese caso…dejaría mi galantería de lado…e iría a visitarte…

Respondió en tono bajo…diciendo la verdad de lo que deseaba hacer, no perderle de nuevo…

-Eso ya me gusta más-respondió resuelto.

Era algo que no se atrevía a decirle, y en realidad nunca le diría. Podría pasarse la vida echándole cosas en cara, pero, aunque fuera lo más reprochable de todo, nunca le diría que hubiera querido que fuera menos simpatizante con él. No podía quejarse de su situación actual, pero después de conocer a un vampiro tan inabatible y venerado, un exceso de testadurez le habría sacado de más de un problema meses antes.

No pudo evitar sonreír dichoso por lo que le había dicho, pero recupero algo la compostura girándose algo mas calmado, suspirando…

-¿Te llevo?...me viene de camino…_dijo en tono cómico…acercándose a el…

-Si no es molestia...-comentó-. Déjame coger el abrigo, a estas horas hace más frío.

El muchacho se separó de él yendo al armario, cogiendo una gabardina gris y poniéndosela a la vez que cerraba de nuevo las puertas.

-Pero no vamos a ir por la ventana...-avisó mirándole y frunciendo levemente el ceño.

Darah levanto las manos en señal de tregua, sonriéndole travieso…

-Esta bien…esta bien…saldremos por la puerta…

Se salio de la habitación, yendo en dirección a la puerta de salida y abriéndola galantemente…

-¿Vamos?

-Yo si que voy a ir…y le degollare como vuelva a poner un solo pie en el cementerio…

Susupiro ante el comentario….pero lo dejo pasar…

El muchacho a penas intercambió con él una mirada, accediendo a pasar delante de él, y notando un ligero escalofrío, como una incomodidad repentina que hacía mucho no sentía, y que sólo había notado en contadas veces estando cerca de Darah, aunque nunca era capaz de precisar por qué era.

Después de dejarle salir sacó la llave del bolsillo del pantalón y cerró.

-A esa gente le gusta hacer las entrevistas antes de que haya luz de día. De noche resulta demasiado tétrico, así que te hacen madrugar...-se quejó mientras bajaba las escaleras.

Darah suspiro rodando los ojos…

-Son vampiros en su gran mayoria, suelen hacerme algunos favores, ya que no muchos en esta ciudad pueden contener su sed…y llevar a cabo este tipo de tareas…

Cuando salieron a la calle Darah abrocho bien la chaqueta del menor, realmente hacia mucho frio, luego le miro estirando los brazos hacia el para que le dejara cogerle en brazos…

-Venga vamos…

-¿Vampiros?-preguntó dubiutativo, pensándose mejor si era o no una buena idea aceptar aquel empleo. Siempre y cuando estuviera sólo sin aquellos especímenes a su alrededor no debería haber problema.

El muchacho le miró y después se acercó a él, pegando su cuerpo al del mayor y rodeándole el cuello con los brazos, dejando que le llevara.

Soltó un pequeño suspiro al sentir su calor de nuevo, cogiendolo bien en brazos y susurrándole al oído…

-Nadie se atrevería a dañarte…nadie…

-Nadie excepto yo…

Dicho aquello, comenzó a correr con su acostumbrada velocidad hacia el punto de encuentro de la entrevista… dejándole en la entrada…

-Cuando termines, búscame en la entrada del cementerio…

Se inclino acercándose a su rostro dándole un corto beso en la mejilla, para después desaparecer de su lado…