Frío y dulce

(Vienen de aquí)

Darah llego en unos instantes, dejando al menor en la puerta de su portal, no queriendo entrar por la ventana para que el pequeño no se asustara demasiado…

Después de aquel viaje que le duró lo que recordaba, más bien poco, puso los pies en el suelo y apoyó una mano en la puerta de la calle, tratando de mantener el equilibrio mientras metía una mano en el bolsillo para buscar la llave.

-No te lo tomes a mal, pero después de todo este tiempo se me hace raro traerte de nuevo a casa...-comentó con una ligera sonrisa amable mientras abría el portal, recordando súbitamente la primera vez que le había llevado a su casa. Efetivamente, no lo había olvidado aún.

Darah sonrió irónico, mirando al híbrido…

-Si…si te sientes incomodo, solo tienes que decirlo Bal…nunca te he obligado a nada…y no pienso empezar ahora…

Susurro con calma, observándole detenidamente, estaba claro que el momento tal vez se le hiciera incomodo al contrario. Subió las escaleras, quedando parado frente a la puerta a la espera de la respuesta…

Bal giró de nuevo la llave y la puerta de su casa se abrió, dejando paso al interior frío y silencioso, a oscuras. Hacía tanto tiempo que iba frecuentando aquella casa muy de tanto en tanto que las propias paredes parecían recivirle como un intruso, y aquello al muchacho le gustaba. El sentir que se metía en una guarida secreta y húmeda sin explorar.

-Perdona el desorden-se disculpó el chico entrando mientras movía una mano. Por pura cortesía, pues aquella casa se mantenía siempre impecablemente ordenada, probablemente del poco uso que hacía de ella-. ¿Quieres tomar algo mientras no llegan del bar?-le preguntó asomándose de nuevo al pasillo para verle.

Sonrió travieso mostrando sus colmillos ante aquella pregunta…

-Tranquilo, ya me diste bastante antes…gracias…_ susurro mirándole con admiración, aquel muchacho tenía demasiado valor…y eso siempre le había agradado tanto como aterrado…

El muchacho recordó entonces aquella escena y asintió con la cabeza.

-Es verdad, es verdad... Entonces siéntate. Yo voy a beber un poco de agua y después voy contigo. Quiero que me cuentes todo lo que te ha ido pasando con detalle-anunció el muchacho volviendo a esconderse detrás de las paredes de la cocina para buscar en la nevera la jarra de agua.

Darah asintió viendo como el menor se encerraba en la cocina, suspiro yendo a la ventana y abriéndole, se sentó en el borde con los pies hacia el vacio cerrando los ojos y absorbiendo el aroma de la ciudad en un intento de despejarse un poco…contarle pedía el pequeño…¿Qué le iba a contar?...que se sentía morir desde hacía meses…que la soledad cada vez era más amarga…o simplemente…que ya no deseaba nada…

Cuando Bal volvió buscó al vampiro para aproximarse a él, y llevar inconscientemente una mano a su espalda, sujetándose con suavidad por la ropa. Sabía que no caería abajo, pero el instinto le hacía reaccionar de aquel modo.

-¿En qué piensas, Darah?-le preguntó con la voz tranquila, apoyándose en el marco de la ventana con la espalda hacia el exterior-. Somos amigos, lo sabes. Y.. me gustaría ayudarte siempre que lo necesites y yo pueda hacerlo...

Darah sonrió estirando los brazos hacia el con tranquilidad…

-Ven…déjame mostrarte algo_ susurro con esa voz tan hermosa que tenia, cogiendo a Bal por la cintura, y sentándolo en su regazo bien sujeto para que el menor no temiera…_ ¿Qué ves ahí abajo?...

Bal se dejó coger aunque se tensó levemente cuando se vio sentado, recordando al momento lo confortable que era y había sido siempre el cuerpo del vampiro.

-¿Debería ver algo especial?-preguntó inclinándose levemente hacia el vacío, observando la calle a oscuras. No podía oír ni ver nada que surgiera de allá abajo, o quizás porque no quería centrarse en aquello exactamente.

Darah suspiro besándole los cabellos un instante…

-Dímelo pequeño, ¿Qué ves?...a gente, coches, monstruos…oscuridad…¿Qué?..._susurro suavemente cerca de el…observando al menor a la espera de una respuesta.

El muchacho no comprendía muy bien si se trataba de una evalucación personal o el vampiro quería comprobar alguna cosa propia, pero lo cierto era que veía más cosas de las que estaba dispuesto a admitir en aquel pedazo de calle a oscuras.

-Veo muchas cosas, Darah-le contestó finalmente con suavidad-. Veo gente y coches, y monstruos, y oscuridad... y también veo una vida en la ciudad que se marchita cada día... La mía, por ejemplo. Pero no entiendo a qué quieres llegar.

Darah le acaricio los cabellos susurrando contra su mejilla…

-Se que ves mas de lo que dices Bal…pero bueno ¿Sabes lo que veo yo?...Dolor…furia, desesperación, y la siento toda, cada detalle cada llanto, cada ira existente, se pega a mi cuerpo como si me perteneciera…_ le abraza mas fuerte contra si de modo inconsciente, cerrando los ojos y suspirando en un intento de aclararse…

El muchacho dejó que le utiliza como vía de escape, como un pequeño conejillo útil para quitar las penas.

-Quizás porque es tu ciudad...-comentó el muchacho con la mejilla pegada a la garganta del vampiro. Respetó el momentáneo silencio que se produjo, tratando de pensar con algo de claridad en todo aquello sucedido-. ¿Tienes idea de lo que quieres hacer ahora?-le preguntó anodino con voz susurrante.

Se encogió de hombros ante su pregunta…

-No puedo hacer otra cosa que lo de siempre, limitarme a observar, a intentar evitar conflictos mayores que puedan perturbar en sobremodo la ciudad…tal vez…tengas razón, puede que sea porque yo la cree y estoy ligado de un modo u otro a todos y cada uno de sus habitantes…_ sintió el aire gélido que embargaba la ciudad, y les acariciaba, suspiro el no sentía frio pero tal vez el hibrido si_ ¿vamos al sofá?_ le pregunto acariciándole la mejilla que no estaba contra su cuello…

-Si, vamos-contestó de inmediato notando como aquel frío repentino se le antojaba insoportable. Justo cuando bajó de su regazo, apoyándose con las manos en el marco de la ventana para empujarse hacia el interior de la casa, el timbre sonó con un un golpe seco y sordo que alertó al muchacho.

-Creo que ya ha llegado-anunció sonriendo ampliamente mirando al vampiro, para después precipitarse al pasillo y abrir la puerta de la calle.

Darah se acerco a la puerta, sacando dinero y pagando el lo pedido, le dio una generosa propina al repartidor y cerro cuando se fue, mirando a Bal con tranquilidad…

-¿Te ayudo a sacar las cucharas y eso?

El chico le miró algo disgustado. No pensaba que fuera a pagar él pero Bal a veces resultaba algo lento para reaccionar, en general, ante cualquier cosa.

-Está bien... Tráelas y ya me llevo esto al salón-dijo asintiendo con la cabeza, llevándose la bolsa azulada con las dos pequeñas cajas de helado humedeciendo el interior. Después de dejarse caer sobre el sofá puso la bolsa sobre las piernas, abriéndola y tocando los botes con las manos. Le gustaba aquella sensación fría y húmeda, tan refrescante-¡Date prisa!

Miro en la mente del pequeño donde guardaba las cucharas, sacándolas del cajón en que debían de estar, salió de la cocina y se sentó con él en el sofá, mirando como acariciaba los helados, sonriendo por ello…

-¿Tanto te agrada el frio?...

Le miró como un niño pequeño, con las piernas colgando del borde del sofá sin llegar al suelo y con una sonrisa por tener tan valioso tesoro con él.

-A veces, depende-dijo abriendo uno de los botes y dejando la tapa sobre la mesa de café-. Si estoy sofocado una brisa fresca es muy agradable. ¿No te parece?-le preguntó echándose a un lado y dejándole sitio al mayor.

Se sentó a su lado tendiéndole la cuchara y observándole de reojo con una picara sonrisa en el rostro por el comentario del otro…

-¿Estas sofocado?..._ cogió un poco de helado con la cuchara llevándosela a la boca, acogiéndola en sus carnosos labios…

-No. Sólo era un ejemplo-contestó el muchacho hundiendo la cuchara en el helado, dejando que este se derritiera un poco contra el metal. Después le miró un momento y se llevó la cuchara a la boca-. ¿Piensas tenerme todo el rato manteniendo conversaciones de este tipo?-preguntó adquiriendo una expresión de príncipe soñador demasiado joven aún para darse cuenta de la gravedad auténtica que transcurría cada día a su alrededor.

Darah sonrió tomando otra cucharada y sonrojándose un poco…

-Parecemos quinceañeras, comiendo helados y hablando sin sentido_ suspiro mirando al pequeño y acercándose un poco mas con cuidado_ ¿De que quieres hablar pequeño?

-Tu serás el quinceañero...-replicó el chico mirándole de reojo, dejando la cuchara un momento colgada de la boca antes de mirar el bote del helado y volver a mirarle a él.

-Llevaba mucho tiempo sin verte. Me ha sorprendido encontrarte de nuevo-dijo entonces Bal mientras le miraba a los ojos con interés-. Lo que sigo preguntándome es... por qué desapareciste de pronto, y no volviste a intentar contactar conmigo después de aquello...

-Por que no quería hacerte daño, y por que no sabia si querías verme…

Miro a otro lado, estando seguro de lo que acababa de decir…le habría encantado acercarse de nuevo a Bal, abrazarle, y estar a su lado…pero no sabia que era lo que quería el menor…llevaba demasiado tiempo perdido…y aun no había hallado el camino de regreso a la normalidad, habiendo extraviado demasiadas cosas en el proceso…