mi llegada a media noche

- Es hermoso, como el castillo de una historia de terror de estética medieval – comenté con una risita nerviosa mientras contemplaba la fachada tan antigua del edificio escolar y cruzaba la enorme puerta de madera oscura adentrándome en un hermoso vestíbulo.
Me detuve un instante grabando cada detalle del espacio que me rodeaba.
Unos segundos después me encontraba adentrándome en uno de los pasillos intentando encontrar la puerta de dirección. Después de varios intentos la encontré, aunque por desgracia para mi estaba cerrada.

- Genial - murmuré para mis adentros mientras me preparaba para esperar un buen rato sentada en el frió suelo.

Era consciente de que el curso había comenzado, aunque supuse que siendo ya de noche la mayoría de los internos estarían de fiesta o durmiendo en sus aposentos. Pues el silencio que me rodeaba solo era interrumpido por los pasos a lo lejos de algún guardia nocturno del centro.

Suspiré mientras contemplaba mis pequeños pies cansados de caminar de un lado para otro y me sumergí en mis pensamientos, soñando despierta con mi futuro en esta ciudad mientras jugueteaba distraídamente con un mechón de mis cabellos negros entre los dedos.

“Observaba atentamente mí alrededor, quedándome sorprendida por la hermosura del recinto. Pensar que no iba a tener q volver a dormir en las frías calles me tranquilizaba. El hielo era mi fascinación, el frío me relajaba pero todas las noches teniendo que dormir con tanto riesgo y tanta soledad no era tan atractivo.”

-Por fin…-suspiré- dirección no debe andar lejos -dije para mis adentros-.

“Cuando por fin vi la puerta de Dirección, fijé mi mirada sobre una señorita que aparentaba ser muy distinta a mí, no solo por su apariencia física si no que era posiblemente tan misteriosa como yo pero con una gran diferencia. Por su compostura y su apariencia podía sospechar que no sería tan pobre como yo, incluso podría sospechar que sería rica.”

- ... -me quedé pensativa- *Esta chica... su mirada... me recuerda a alguien...*

Como siempre aprovechaba los pocos momentos libres del dia para dormir asi por la noche poder quedarme observando la luna, la primera dama de la que me enamore, quizas la unica por la que puedo decir que siento verdadera fascinacion.

Me encontraba paseando por la galeria central del campus, escabullendome de los guradianes para no ganarme el monumental sermon, cuando escuche una voz lejana y de un volumen bajo, sin duda de mujer y me acerque a ver, subiendo escaleras, atravesando pasillos, llegue frente a direccion y vi a la apuesta joven. Pude distinguir facilmente el olor a sangre que caracterizaba a los de su raza, pero seguia siendo bella, extremadamente bella, cosa muy comun en las feminas de su raza, casi siempre por desgracia para mi, que no podia contenerme ante estas bellisimas mujeres. Adopte mi forma lobuna antes de que puidera verme y me acomode a una prudencial distancia, en la que los dos nos podiamos observar perfectamente, pero lo suficientemente alejado como para huir si reaccionaba ante mi presencia de forma demasiado visceral. Lo que no pude preveer es que otra vampiresa apareceria a mis espaldas cortandome la posible retirada.

Mi olfato descubrió de repente un aroma dulce en el ambiente, que no estaba ahí hace unos momentos y que me hizo tornar a la realidad de mi ensueño.
Dirigí la mirada hacia donde se habían detenido unos suaves pasos de bailarina, casi inaudibles.

Me levanté apresurada, limpiándome las manos en los laterales de mi vestido y ofreciéndole la mano con una sonrisa, que pretendía ser amable, a la recién llegada.

- Hola, me llamo Marié, Marié Schwarze - murmuré en voz baja.

me quedé observando un momento su delicada belleza… y sus ojos tan misteriosamente recelosos.

- Encantada de conocerte – terminé con una leve inclinación hacia la chica.

- Oh, valla, perdona mi mala educación- mencioné girándome hacia el lobo agazapado no a mucha distancia de nosotras.

- encantada de conocerte a ti también- no tenía nada encontra de los cachorritos... pero quizás a la otra chica no le hiciera mucha gracia tener uno cerca, aunque no dije nada.

"En una situación así preferia quedarme callada, no conocií ni a la doncella ni al lobo y mi desconfianza era altisima. Por una parte seguía observando a la vampiresa sin perderla de vista ni un instante, me recordaba a alguien pero no sabía a qúíen. Por otro lado me limitaba a fingir que no veía al lobo, como si su existencia fuese desvaneciendose. Mi odio a su raza me hacía pasar compeltamente de él."

- Prescott... Hollie Prescott -contesté por fín sin apartar mi mirada de toda ella-

Esa chica me daba miedo, emanaba un aura fría, que no era muy normal, la verdad.

- Muy bien pues entonces, encantada de conocerla señorita Prescott – dije retirando la mano, un poco ofendida de que no me la hubiera estrechado, supuse que quizás estuviese nerviosa, o cansada del viaje.

La peliblanca no paraba de mirarme fijamente... con cara de desconfiada.

- Tranquila mujer que no te voy a comer- dije con una risita en tono de broma, intentando que se calmara un poco - y el lobito tampoco creo que tenga muchas ganas de pegarte un mordisco, mas bien parece que fuera a salir huyendo de un momento a otro- terminé con una sonrisa en los labios.

- Qué lobo? Aquí solo esta nuestra existencia... La tuya y la mia. -dije con voz cortante-

"Dí unos pasos hacia atrás y me apoyé de lado contra la pared sin dejar de mirar a Marie, a la que tanto intentaba identificar. O mínimo recordar porqué me sonaba tanto su mirada. Perpleja de no recordar y seguir observandola dejé de mirarla y agaché cansada la mirada"

-Sí estás ahí parada y esperando, es porque esa puerta esta cerrada supongo. No? -volví a dirigirle la palabra-

Suspiré al entender lo que quería aparentar al ignorar al pobre cachorro que nos seguía observando desde la lejanía.

- Completamente, supongo que el director no está las veinticuatro horas aquí encerrado- dije con un amago de ironía en la voz.

-Te invitaría a dar una vuelta por las calles de la ciudad, pero me encuentro realmente cansada, incluso me parece cómodo el frío suelo de estos pasillos… con tal de no tener que deslizar los pies un paso mas-

me deslicé por la pared dejándome caer en el suelo.

- Y bien, señorita Prescott, ¿va a alojarse aquí? ¿O tiene pensado quizas buscarse un solitario pisito a las afueras?-

Me proyecte en la mente de Marie- Gracias por acerme caso , me llamo Mikael Nemoris encantado, para servirte si lo necesitas, la otra es una sosa, necesita un corazon nuevo. -comente con un aire de indiferencia hacia Hollie.

Me encantaba cuando las mujeres me colmaban de atenciones, incluso cuando me despreciaban abiertamente, pero no podia soportar que negasen mi existencia asi por las buenas.

- Me alojaré aquí... -dije mientras me sentaba en el suelo- al fin y al cabo... hasta ahora dormía por las calles -continué mientras me reia de mí misma-

"En esos instantes percibí más atención del lobo a Marie, como si de alguna manera se comunciase con ella, o simplemente por la mirada. A pesar de que pasase de sus existencia acabé mirandole con mala cara, me daba rabia estar cerca de un lobo, mis recuerdos me impedían darle importancia a un ser como él. Por odio o por dolor..."

- "No le haga caso Mikael, no parece estar de humor, aunque por lo menos no intenta matarte"- le respondí mentalmente, intentando contener una pequeña sonrisa en los labios, intentando que Hollie no se enterara de mi traición a su ley del vacío contra el pobre lobo- "y dime, ¿tu también te alojas aquí? ¿O solo te gusta pasear por los pasillos oscuros del campus para grabar con una mini cámara a las pobres adolescentes que se duchan a esta hora creyendo tener un poco de intimidad?" – le dije intentando contenerme el ata que de risa que me estaba dando.

-cof,cof… este… valla, en la calle, debe de haber sido muy duro. –dije esta vez dirigiéndome a Hollie- Entonces, ¿te gutaría compartir habitación con migo?... No lo digo por que sea una pervertida sexual, tranquila, simplemente, no me gustaría estar sola, no quiero estar mas tiempo sola- dije perdiendo todo apice de alegría y frotandome un poco los brazos, como para entrar en calor.

-Por que no se lo sugires al lobito imaginario con el que de una manera u otra acabas comunicandote...? Aunq claro eso es demasiado perjudicial para tí aunque no lo sepas, así qu te haré el favor de aceptar tu propuesta...-contesté riéndome mientras observaba de nuevo al lobo con una mirada de odio y tristza-

"Me levanté de golpe al recordar en ese lobo a alguien... y mi respiración de repente agitada me impedía estar relajada, me ahogaba en mi respiración con una expresión repentina de miedo, tristeza y melancolia..."

- Mierda... -entonces susurré muy bajito-

Viéndola así no pude hacer nada para evitarlo, la agarré de los hombros abrazándola fuertemente para que no intentase zafarse, meciéndola de lado a lado.

-ya pasó, ya, venga, tranquilízate, .....shhhhhhh......, ......shhhhhh......, todo pasa, todo pasa, como fluye el agua de un río de agua fría, que aunque se manche un día de sangre, al día siguiente el tiempo lo ha limpiado, todo lo cura el tiempo, todo lo cura – le repetía suavemente al oído intentando que se calmara- todo pasa, todo pasa, ......shhhhh...., .....shhhhh......

"Mientras Marie me susurraba al oido me quedé en Shock durante un instante. Pero, sin saber la razon, poco a poco mi respiración se fué calmando en lugar de tener necesidad de cojer una bolsa para parar mi ataque. Poco a poco fui reaccionando, todo lo qué me estaba susurrando al oido no era la primera vez que lo ecuchaba. Entonces derrame dos lagrimas rojas y ya calmada la aparté agachando la cabeza de golpe"

- No necesitaba para nada este abazo ni esas palabras, con una bolsa me bastaba!!! -le grité mosqueda porque había logrado calmar mi ataque con un estupido abrazo y unas ridiculas palabras- gracias de todas formas -elevando un poco la cabeza con la mirada hacia otro lado y ya sin ojos llorosos-

"Me aparté un poco más y me volví a sentar en el suelo, ya más tranquila y sin dirigir la mirada a ninguno de los dos"

Hice un amago de sonrisa al ver que mi intento de tranquilizarla había funcionado. Pero me sorprendí mucho a ver dos gotitas rojas en mi chaqueta de cuero blanca, aunque no dije nada, supuse que no le haría mucha gracia el que dijera que había llorado en mi hombro.


- De nada mujer. ¿Para que están las amigas?… ¿O las compañeras de cuarto?… ¿o lo que seamos? –terminé con una risita amistosa.

- Menos que amigas... -dije cortante- pero más que compañeras de cuarto -continué mientras suspiraba con una extraña sonrisa descocnertada-

" Me dí cuenta que le había manchado con dos gotas de sangre su chaqueta y que ella se había dado cuenta. Me alegró que Marie no me hubeise llamado la atención por ello y me hubiese dicho nada sobre haber llorado, eso me daba un poco de confianza hacia ella aunque me costase."

Continue con mi contacto mental con Marie- Ummm no, no me alojo aqui, soi estudiante pero dedico las noxes al paseo desinteresado - dije repondiendo a las acusaciones de pervertido- y por el dia a las clases, duermo poco- aclare- ahora entiendo porque Hollie es asi, se siente sola.

- "pues hay que dormir mas señorito peludo, que sino, luego te quedas sin fuerzas"- respondí al lobo mentalmente, aunque tampoco le veía mucho caso, dado que Hollie ya se había enterado de nuestra conversación- "y dime… ¿Acaso te da miedo acercarte a unas pobres vampiresas inocentes?" – le dije con ojos de desafío, retándole con sorna- "bueno, una pena que la ocasión no de para conocernos mejor, lobito"- dije al fin mirando de reojo a Hollie.

- ¿Como tardan eh?- comenté a Hollie mientras intentaba mantener la compostura, tenía demasiado sueño… o algo así- a este paso tendré que irme de caza antes de hora, estoy de los nervios, necesito una camita- terminé con un suspiro, cansada.

Respondi a la provocacion de Marie y bajo la mirada de Hollie me acerque a ellas.

Observé como Mikael se acercaba, la verdad me hizo gracia.

En mi vida humana había tenido muchos perros, los adoraba.
Alargué un poco cautelosa la mano para rascarle detrás de las orejas, se veía mucho mas grande de cerca que de lejos.

-disculpa que te trate así –comente, esta vez en voz alta entre risitas – pero es que me recuerdas a un perro enorme-comenté soltando otra risita, añorando mis años humanos.

-hum… valla, ¿que tienes aquí?- le pregunté señalando la cicatriz alrededor de su cuello.

-No es nada especial, esta ahi desde ke naci- dije mientras lamia su manita.

Después de perderme unas cuantas veces por los laberínticos pasillos del campus encontré por fin la dirección, y a tres personajes muy curiosos enfrente de la puerta.
Me quedé un poco helada al contemplar a la vampiresa acariciando a un hombre lobo, aunque eso no era de mi incumbencia.

- Ejem, ejem… - tosí un poco intentando atraer su atención hacia mi.

- ¿Vosotros también estáis esperando a que os admitan?- pregunte con una sonrisa en los labios, por lo menos no iba a esperar sola, un alivio.

Mi vigilancia se había desvanecido al concentrarme en Mikael, y no me di cuenta de la llegada de otro personajillo a la escena, una niña, de unos trece años, quizás menos. Me quedé de piedra, ¡Era taaaaaaaaaaaaaaaan mona¡

Me levanté de un salto para presentarme en un abrir y cerrar de ojos delante de ella.

- ¡hola nena!- le dije como si estuviera hablándole a una niña pequeña- yo soy Marié, ¿y tu pequeñita? – le pregunté poniéndole un dedo en el mentón, con una sonrisa picara.

No me hacía ninguna gracia que me trataran como a una niña pequeña, no era mi culpa parecer una niña, pero odiaba que me trataran como ello.

-Evadine Sorcellerie – dije con voz seca apartándole la mano de mi barbilla de un manotazo.

y tengo 22 años, bonita, así que un poco de respeto – comenté con voz trémula.

-¡Ah! Y ni se te ocurra volverme a tratar como a una cría- le dije con una sonrisa helada.

-¡Dios! ¿Las chicas de esta ciudad sois todas iguales?- comenté bastante ofendida por su rechazo, y su frialdad.

- ¡Así no se puede!- comente volviendo a sentarme en mi sitio al lado del lobo, totalmente enfurruñada y con la cara roja de ira, odiaba que las cosas no salieran como yo quería.