Suplica...(Baladaur)

-Nos separamos por demasiadas cosas…_ dijo cogiendo su mano ahora cálida y comenzando a andar hacia donde el menor le guiaba_Por que se alejaba de mi, y yo me sumergía en la oscuridad…y por que parecía no desear mi compañía…a la par que el_ dijo señalándose la cabeza, como refiriéndose al dios de la sangre_ solo hacia que empeorarlo todo…

Bal se quedó un momento pensativo mientras caminaba, tratando de buscar un lugar seguro y más acogedor en el que permanecer. No podía opinar nada sobre aquello ciertamente. No podía ni si quiera decir que se alegraba, pues era algo que al menos tiempo atrás había deseado que ocurriera. Al escuchar aquello se entristecía por dentro.

-No es muy agradable tener a alguien tan pegado del que no te puedes fiar...-comentó con una media sonrisa muy leve, tratando de ironizar un poco aquello-. Lo siento, Darah.

Le miro de medio lado…

-¿Por qué me pides perdón? No has tenido nada que ver con esto…_andaba buscando al igual que el pequeño un sitio cómodo y tranquilo, no estaba acostumbrado a que le viesen por las calles, y tampoco es que le agradara los cúmulos de gente…

-No me gusta verte en esta situación. Sólo es eso...-le dijo apartándose el flequillo de delante de la cara. Su pelo había crecido bastante en los últimos meses. Había estado tan ajetreado y, en resumen, con la mente tan en otras partes que se había olvidado de cortalo, y de hecho pensaba que siguiera siendo así.

-¿Te apetece tomar algo? Yo me muero de sed...-dijo cuando se iban acercando a un viejo bar poco frecuentado.

Darah se apoyo en la pared tirando de el un poco para que se quedara quieto a su lado…se mordió sus carnosos labios, mirando al suelo y sonrojándose un poco…

-¿Tienen helado de pasta de cookies?_ dijo sabiendo que Bal conocía su única debilidad alimentaria a parte de la sangre_ desde que me lo serviste en casa…no lo he vuelto a comer…

El muchacho le miró cuando le hizo pararse y después sonrió con suavidad.

-Puede que si-respondió mirándole y ladeando un poco la cabeza-. La verdad es que a mi también me apetece comer algo más contundente que una bebida... Trabajar toda la noche da mucha hambre...

-Si…si quieres, podemos comprar helados he ir a casa…solo si quieres, ciertamente no deseo estar con mas gente…no…no creo que deban verme así_ dijo mirándose a si mismo que tenia la ropa raída y mugrienta, suspiro y se paso la mano por los cabellos_ necesito ducharme…

Le miró un momento y sin inmutarse abrió la puerta del bar entrando dentro y arrastrando a Darah consigo.

-Venga, deja de quejarte, no estás tan mal... Compramos helado y después vamos a mi casa si quieres-le dijo con una jovial sonrisa de niño mientras iba en busca del dueño del local tras la barra, tomándose la confianza y libertad de ir a las cocinas en busca de un viejo amigo.

Entro apoyándose en la pared mas cercana a la puerta, absorbiendo los aromas y esencias de los seres de su alrededor, habían dos demonios y un vampiro acompañada por una humana, pobre desgraciada, la muchacha iba a morir antes de que pasara si quiera una hora, y ni siquiera sospechaba de su acompañante, miro de lado al joven neófito, y este se giro atemorizado hacia el, haciendo incluso una pequeña reverencia a su persona.
Darah hizo caso omiso, de los ojos de adoración y temor que no cesaban de mirarle, atraídos claramente por su poderosa aura…miro a la puerta de la cocina por la que había entrado Bal y espero en silencio a que se fueran con rapidez, claramente llamar su atención no era lo que mas le agradaba, pero siendo quien era…definitivamente, se hacia imposible no alterar a los nocturnos…

El muchacho salió de la cocina finalmente con una leve sonrisa, la que le caracterizaba, la de reflejar que llevaba todo bajo control a pesar de parecer despistado o demasiado ingenuo.

-Ya están pedidos. Podemos ir a casa, alguien se encargará de llevárnoslos-le dijo al mayor captando aquellas miradas de abnegación por Darah. A él no le parecía que luciese más decaído que de costumbre, siempre le había recordado como un hombre venerable y de apariencia poderosa.

Darah asintió, abriéndole la puerta para que salieran fuera, con una última mirada a sus servidores…

-¿Quieres que te lleve?_ dijo cuando ya estaban en la calle…

El muchacho se volvió hacia él mirándole.

-¿Volando?-preguntó creyendo recordar que ya lo había hecho una vez, hacía ya bastante tiempo-. Si tienes prisa...-comentó sonriendo a penas para salir a la calle.

Darah le sonrió, cogiendolo en brazos, y aferrándole bien para no perderle en el camino…

-No me gustan los observadores_ susurro haciendo un gesto hacia la puerta, donde la mayoría de presentes del bar intentaban vislumbrar algo por el cristal…además de que a esa muchacha le quedaban escasamente 15 minutos, y tampoco era cuestión de que Bal lo viera_ vamos…_ susurro comenzando a correr a esa enorme velocidad que siempre había poseído…

(van aquí)