[Hogar de Baladaur] Segunda noche

Cuando llegaron de nuevo al piso Bal se sentía como de haber salido del mejor masaje del mundo. El caso era que aquellas aguas subterráneas habían hecho que su cuerpo dejase de doler, relajándole y en definitiva dejándole como nuevo.
Después de respirar el permanente olor a jazmines dentro de aquella casa el chico se dirigió felízmente a la cocina, encendiendo la luz.

-¿Quieres comer algo, Darah?-le preguntó desde allí abriendo los armarios.

Enarqueo una ceja ante la oferta del pequeño sonriendo pícaro a la par…

-No tranquilo, ya me serviré mas tarde…

Realmente estaba alo sediento y no tenia muy claro por que, pero de seguro la furia e irritación del dios tendrían algo que ver con aquello, al igual que su incesante canturreo…

-9632561586626546865484616876167946317946 elefantes se balanceaban sobre la tela…

El chico cerró el armario y le dio la espalda, apoyándose en la encimera para mirar al vampiro durante unos instantes a los ojos.

-¿Continúa hablándote?-le preguntó hablando con suavidad, pudiendo notar el interior revuelto de su cabeza-. ¿Qué ocurre con eso cuando... bebes sangre?

Le miro unos instantes suspirando algo confuso por la pregunta, pero respondió…

-Se queda extasiado durante un tiempo, aproximadamente unas dos horas, luego regresa algo mas fuerte…pero igual de quisquilloso…

Se paso las manos por sus hebras castañas, retirándose un poco el flequillo por detrás de su oreja decorada con algunos pendientes…

El muchacho le observó un momento mientras se apartaba el pelo, fijándose casi por primera vez en todas las formas que formaban su delicado rostro.

-Entonces quiero que bebas de mi, lo suficiente para mantenerle callado un rato-le dijo sin moverse de la encimera, sonriendo con suavidad-. Quiero tenerte a mi disposición en cuerpo y alma, sin que esté molestando.

Darah lo miro negando con la cabeza…

-No debería Bal…puedo hacerte daño pequeño…

Se pasó los dedos por la comisura de su propia boca, rememorando el dulce sabor de su sangre, pero no quería ponerle en peligro…

El muchacho pensó durante un instante.

-Qué es más correcto, Darah... Sufrir esa tortura contínuamente... o deshacerse de ella aunque sea de forma temporal... con el riesgo de que ocurra algo malo que puede no pasar.-le preguntó mirándole a los ojos incesante. Ya no estaba pensando si quiera en sí mismo, le preocupaba y al mismo tiempo le molestaba a él que el vampiro tuviese aquello en el interior carcomiéndole continuamente.

Se acaezco veloz al muchacho, en apenas un parpadeo ya estaba frente a el…

-Prefiero sufrir si tu vida es ese error…

Le dijo acariciándole la mejilla con dulzura, observando al pequeño, embelesado con la suavidad de su piel…

El chico respiró con suavidad, captando el olor del vampiro frente a él para alzar las manos hacia las del mayor, acariciándolas.

-No insistiré más si estás seguro, pero si lo necesitas... sólo tienes que pedírmelo-le dijo alzando la vista hacia sus ojos, mirándole y sonriendo con suavidad antes de acercarse a besarle la comisura de los labios-. Incluso si me muerdes sin pedir permiso te dejaré-le aseguró con tono de preocupación, pasándole un brazo al rededor del cuello-. ¿Quieres dormir conmigo... como ayer?-le preguntó.

Se inclino besándole los labios con suavidad…acariciando sus cabellos, para cogerle de pronto en brazos…

-Claro pequeño…

Aun tenia el pelo mojado, y este se adhería a su rostro con sensualidad…

Pero el chico no se daría por vencido con tanta facilidad. Si a él le molestaba aquel incesante martilleo, no podía inmaginarselo que era para el vampiro. De modo que cuando le cogió en brazos siguió con un brazo enroscado en su cuello se aseguró de respirar sobre el oído de Darah, rozándole la mejilla con el cuello suavemente.

-Es complicado creer que alguien como tu puede ser el creador de esta ciudad, tan llena de sangre y caos en la mayoría de las veces. No es seguro-comentó.

-Sentía la respiración de Bal sobre su cuello, la dulce esencia del chiquillo penetrándose de lleno en sus fosas nasales, aparto la mirada de aquella tentación, dirigiéndose al dormitorio…

-A este lugar, solo vienen los que deben hacerlo, es el estigma de Isten Darah…y no te confundas pequeño…me comporto bien con tigo, pero he hecho cosas que ni podrías imaginar en tus pesadillas…

Trago saliva, incluso el monstruo en su interior había dejado de cantar…relamiéndose de puro necesidad…

-Mmmm…huele demasiado sabroso…tómale Darah…quiero saborearle….

Negó con la cabeza, llegando a la habitación…

-Creo que no me asustarías. Pero aunque solo sea conmigo, ya es algo. Resulta casi increíble que alguien así, tan horrible... pueda llegar a ser tan dulce-comentó apoyando los brazos en sus hombros y poniéndose frente a su rostro para verle, mirándole a los ojos y sonriendo-. Quizás si no fueras así de peligroso... no me gustarías tanto. Me gusta correr riesgos estúpidos.... ¿Todavía sigues negándote a morderme?-le preguntó acercando los labios a su mejilla, respirando sobre su piel y pegándose a su pecho.

Lo dejo con suavidad en la cama…poniéndose el encima con los ojos cerrados…completamente embriagado de su aroma, sintiendo aquella tentación del chiquillo…

-Bal…no me hagas esto…

Le suplico susurrante, con la voz ronca a causa del esfuerzo, sus colmillos estallaron en la boca, alargándose por propia necesidad de tomarle…retirando de nuevo cabeza en un intento de contenerse….

-Tómale Darah…lo estas deseando hazlo…

Jadeaba con necesidad el dios…con la voz tomada a causa de la excitación…

-¿Temes satisfacerle a él también?-le preguntó acariciándole la cabeza y doblando una de sus piernas, pegando el interior del muslo a la cadera del mayor-. Seguro que ahora somos dos contra uno... ¿verdad?

El muchacho sonrió para sí empujándole, quitándoselo de encima para darle la espalda y tumbarse de lado, con una mano bajo la mejilla.

-Entonces olvídalo. Aunque fuera bueno para ti durante un instante no quiero pensar que le estoy beneficiando a él también. No se merece mi sangre.

-Dios…este pequeño es demasiado tentador

Se dijo a si mismo, mordiéndose los labios y suspirando cuando por fin se dio la vuelta, tumbándose a su lado, pero con rostro ladeado hacia el contrario, en un intento de menguar la tentación…

-Tienes razón…no se merece ni una gota de tu sangre…ni el ni yo…

-Deja de parlotear estupido guerrero y tómalo de una vez…

Dijo apremiante la voz del dios…

El muchacho se giró después de un momento hacia él, pegándose a su espalda y abrazándole, enroscándose tras él y apoyando la mejilla en su espalda.

-Qué te hace pensar que tu no la merezcas. ¿Merezco yo que me trates bien con exclusividad?-preguntó cerrando los ojos y respirando con suavidad sobre su espalda.

-Tu sangre es demasiado deliciosa Bal…y eres un buen chico, te mereces incluso que te trate mejor…

Musito simplemente sin voltearse a mirarle pero sintiendo su calido cuerpo pegado a el…

-Eres un mentiroso encantador. Dulce y encantador-mustió sonriendo y apoyándole la mano sobre el pecho, sintiéndose más seguro al notar los latidos de su corazón-. Entonces no puedo ayudarte, sólo siento que tengas que pasar a todas horas por eso. ¿Podrás dormir?

Se giro un poco acariciándole las mejillas y sonriendo irónico…

-Lo dudo…pero el que debe de dormir eres tu pequeño…

Murmuro acariciando su rostro y besando con delicadeza la punta de la naricita del chico

El muchacho farfulló algunas palabras incomprensibles y volvió a esconderse en su pecho, tirando de las mantas para cubrirles a ambos.

-Pues estate quieto-masculló volviendo a rodearle con un brazo y apoyándose en él, enroscándose al lado de aquel muro protector que le hacía sentir tan seguro después de todo-. Si te quieres ir... acuérdate de despertarme antes.

-No lo haré tranquilo, me quedare aquí a tu lado pequeño…

-Muérdele de una vez…hazlo…hasta el te lo dice…

-No sabe de lo que habla…

-Si…quiere que lo tomes…quiere sentir tus labios en su garganta…

-Cállate Darah…podría matarle…

-¿Y cual es el problema?

Miro un instante la vena que latía en el cuello de Bal…retirando la mirada odiándose a si mismo…

El muchacho entre abrió los ojos un instante, quedándose quieto y en silencio algunos largos segundos antes de separarse del vampiro. A penas le miró girándose hacia la cómoda que tenía al lado para abrir uno de los cajones y sacar del interior un abrecartas.
Con él en la mano se giró hacia el vampiro, tiando de él para que le mirara con aquel instrumento en la mano preparado para clavarlo, y sin pensárselo demasiado se lo llevó a su propio cuello, clavándolo en aquella vena que ya había perforado la noche anterior para beber de él.
Cuando lo sacó notó un ñigero mareo y un dolor punzante, mientras la sangre comenzaba a brotar de forma incontrolada.

-Ahora no tienes más remedio que cerrarme la herida y aprovechar para beber, o dejarme morir desangrado-le dijo mirándole a los ojos con una mano presionándose sobre su hombro.

Darah intento detenerle, pero habiendo quedado demasiado estupefacto por ello, fue lento…

-Estupido¿Qué has hecho?...

Grito lanzándose a lamer su cuello, acogiendo el corte en su fría boca, no pudiendo evitar saborearla…sus ojos se tornaron negros y aferro al chico, atrayéndolo a el. Con una mano en su cabeza y la otra en la espalda, aferramdolo con fuerza, bebiendo de el casi sin control…

-Eso es Darah…lo deseas…bébelo entero…aaahhh…si así muy bien guerrero…

Aquella voz excitada en su cabeza, consiguió hacerle despertar, separando sus labios a duras penas del cuello del pequeño, lamiendo la herida que cerro casi al instante, escuchando como el silencio…llegaba a su cabeza por haberle saciado…

-¿Por qué lo has hecho?

Musito apoyando la frente en la del chico…

-Podría haberte matado o peor haber muerto tu solito…

Después de que bebiera de él, lo cual le extasió completamente como ya hubiera hecho la primera vez, se dejó caer en sus brazos de nuevo, agotado, y extrañamente satisfecho.

-Pero no ha sido así, ¿verdad? Darah.... Si tanto te importa mi vida... llegará un momento en el que aunque sucumbas a morderme con todos los peligros que acarree, evitarás hacerme daño-le dijo con suavidad, tocándose el cuello sin notar nada fuera de lo común en él y después llevando los dedos al del mayor, tirando de él para que se tumbara de nuevo a su lado-. Será una estupidez, pero de esa forma puedo llegar a confiar... en ti. Ahora ya puedes descansar un rato sin preocuparte de nada. Es todo lo que quería.