John, el criado, no pudo evitar que la sorpresa aflorase en su rostro, pero como era de naturaleza amable y servicial sonrió de buen grado. Estiró el brazo para coger el sobre y lo guardó en el bolsillo de su uniforme.
-No se preocupe -asintió- en cuanto pueda..se lo daré...Yo no le temo -aseguró, lo que sigificaba que si podía deshacerse de esa tarea en cuanto volviera a entrar, lo haría- buenas noches, señor.
Se despidió con amabilidad, comprobando que su hermano se había sentado en el césped y volvió a entrar en la casa. Al llegar a la puerta del salón, tomó aire durante unos minutos y entró sin vacilar. Todos le miraron pero él no dedicó su atención más que a su amo.
-Señor...para usted -sacó el sobre y se lo tendió- dijo que se lo diera..
-Bien, gracias John..-dijo cogiéndolo- puedes retirarte -lo despachó con un ademán y abrió el sobre, vació el contenido en la palma de su mano y recordó la gema de la discordia. Y no sólo él la recordó, también su amigo quién no pudo contenerse en exclamar.
-¡La piedra! sabía que volvería..es el destino..
-Cállate..-el demonio leyó la nota mentalmente pero quedó tan extrañado que tuvo que repetirla en voz alta, como si aquello resolviera el misterio- "El grano de arena tiene el valor que estés dispuesto a darle."....¿A qué se refiere?..Bueno, me temo que alguien deberá explicarme esto en persona -concluyó, guardando nota y gema en el bolsillo de su pantalón- ¡Que continúe la fiesta!