En casa con compañia (Lawrence)

No tardamos en llegar, puesto que íbamos a 190 K/h. No le daba demasiada importancia a la velocidad, puesto que mis extraordinarios reflejos servían para evitar ese cualquier posible accidente. Aparqué el coche en la puerta y me deslicé hacia fuera para abrirle la puerta a Melissa.

Estaba seguro de que mi casa la había sorprendido. Era una pequeña casita de estilo victoriano bastante pequeña, con dos plantas. Perfecta para un soltero, íntima para dos personas y poco conveniente para una familia.

- Hasta hace poco vivia en una vieja mansión, pero había mucho eco.- bromeé. Aunque era cierto. Cuando empecé a trabajar en la biblioteca cambié a un estilo de vida más humilde solo por el placer de cambiar. Mi fortuna y mi título noble solo se ve reflejado ahora en mi ropa, mi coche y los caprichos que me doy.

Subí las pequeñas escaleras del porche a paso ligero y abrí la puerta, invitándola a pasar.

Por dentro todo era muy acogedor. No usaba luz eléctrica, sino candelabros por los viejos tiempos. El suelo de la pequeña salita-comedor estaba cubierto por una alfombra de peluche negra y al fondo la chimenea ayudaba a calentar el lugar. En la estancia destacaba el estilo minimalista.

La pequeña tenia su bolso pegado al regazo entrando en silencio y observando a su alrededor algo atemorizada pero no por Lawrence y lo que pudiera hacerle, si no mas bien por lo que pudiera hacer ella...

-Es hermosa y elegante...poco iluminada para mi gusto, pero supongo que eso no es problema para ti...jejeje_ se rio nerviosa retorciendo el asa de su bolso...

La miré y sonreí ante su comentario sobre la iluminación.

- La poca iluminación ayudará a tus nervios.- comenté con serenidad mientras me quitaba la capa y la dejaba en el perchero plateado.- Estás en tu casa. ¿Quieres tomar algo?

Desde que había accedido a venir a mi casa, la notaba más nerviosa. Me daban ganas de rondarle por su cabecita un poco, para enterarme de cuales eran sus intenciones. Pero no debía. Además, así era más divertido.

Melissa no podía cesar de retorcer el asa de su bolso, intentando concentrarse en otra cosa que no fuera el hecho, de que había aceptado la invitación de un vampiro para ir a su casa, de uno muy guapo y que además, le había dicho que quería besarle y poseerle, y el problema era precisamente ese, que a ella, no le sonaba tan mal, pero sin duda, si su hermano, se enterara si quiera de que había ido al cine o ha cenar con Lawrence…no le sonaría tan bien, y menos todavía que pisara la alfombra de su casa…

Ladeo un poco la cabeza ante la invitación, extrañándose un poco por lo de la bebida…sonrió mas divertida…

-¿Qué puedes ofrecerme que no sea de color rojo…?_pregunto pasándose uno de sus mechones por detrás de la oreja…extendiendo ese delicioso aroma dulce de su piel por la estancia…_

Reí ante su broma.

- Querida... Mucha gente de fuertes influencias en el mundo de los negocios y en los temas sociales han entrado en esta casa. ¿De veras piensas que no poseo vinos y licores de excelente calidad?- le dije con una nota seductora en la voz. Me dirigí a la vitrina que había al lado de la chimenea y la abrí para que viese mejor el contenido.- También tengo cosas sin alcohol.- recordó.- ¿Manzana, melocotón cereza...?

Me volví otra vez a ella y me fijé en que su bolso estaba a punto de romperse de tanto retorcerlo. Reí con suavidad.

- Suelta eso, por favor. Y ponte cómoda.- le señalé los sofás de terciopelo bajos y negros.

Melissa sonrió torpemente cuando le dijo lo del bolso, poniéndose roja, al percatarse del estropicio que había hecho con la pobre asa, que estaba apunto de quebrarse, suspiro sonoramente, y se sentó en el sofá que Lawrence le indicaba, mirando las botellas que le ofrecía el vampiro…

-Yo…creo que prefiero, agua por favor, no suelo beber otras cosas…

Dijo con pesar, sabiéndole mal que se hubiera molestado en ofrecerle…

-¿Qué libros me habías traído?

- Siempre agua, eh?- sonreí de manera encantadora ante su petición.

Fui a la conocina a por un vaso de agua para ella y desde allí escuché su pregunta. Vaya... No recordaba cual había sido la escusa para traerla... Ahora tenia que pensar rápido.

- Están en mi dormitorio.- le dije desde la cocina.- En la estanteria.

Salí y le tendí el vaso.

- ¿Quieres verlos ahora o subimos después? - aquella pregunta se había salido un poco de lo normal para adentrase en terrenos más peligrosos y fáciles de asustarla. No me di cuenta hasta que terminé de decirla.- Lo digo por si quieres tomarte el agua tranquila y calentarte un poco con la chimenea antes de subir. Arriba no hay calefacción.- añadí deprisa, poniendo mi mejor cara de inocencia.

Melissa abrió mucho los ojos ante aquello, bebiendo despacio del baso que le había tendido…

-Yo no quiero ser una cotilla, a si que si no es molestia…¿Te importaría bajarlos?

Dijo sonriéndole con dulzura, aunque en sus ojos se vislumbro el miedo y los nervios por aquella petición…

Aunque mo sonrisa agradable no se vio perturbada, por dentro me reprendí. Sabía que aquello la habría asustado y acababa de perder algo de confianza en mi. Me pregunté si seria posible ganarla otra vez en esa noche o si tendría que dejarlo estar para otro momento...

- Eres encantadora.- dije con mi voz aterciopelada.

Me volví y subí las escaleras. Cuando llegué a la habitación empecé a buscar dos o tres libros de los mios que podrían interesarle. Finalmente cogí dos de brujeria y uno de historia de hechiceria.

Bajé tranquilamente y me senté a su lado, dejándolos en la mesita de cristal.

- Espero que sean de tu agrado.- sonreí.

No tenia muy claro si aquello había sido buena idea realmente, Lawrence, era un hombre hecho y derecho, mas bien un vampiro, y ella apenas tenia 15 años apunto de cumplir los dieciséis, de seguro sus intereses eran mas que distintos, aunque eso no implicaba el hecho, de que el le gustaba en demasía…

La nueva aparición de Lawrence, corto el hilo de sus pensamientos, mirando los libros que le había traído, a la par que le sonreía con tranquilidad, observo atenta los ejemplares, percatándose al instante, de que su estado mas que pulcro, daban a saber que no pertenecían a la biblioteca…sonrió irónicamente y le miro de medio lado…

-No son de la biblioteca… ¿Un intento de excusa para traerme aquí?_ susurro algo fría observándole atenta…

Me sorprendió su sentido agudo ante la situación. Ladeé la cabeza, cada vez más interesado en aquella muchacha. Tenia dos opciones. Como buen bibliotecario, seria fácil convencerle de que sí eran de allí y las razones de su estado tan cuidado. O eso, o decirle la verdad. Decirle la verdad era algo bastante arriesgado e incluso suicida en aquellos momentos...

- Tienes razón. Me lo inventé para que vinieras.- sonreí torciendo el gesto con culpabilidad fingida. Entrelacé mis dedos y me los miré.- Pero es que no queria despedirme de ti tan pronto. Me apetecia pasar más tiempo contigo y me pareció buena idea que vieses mi casa.- volví a mirarla.- Sé lo que soy y que a la gente no le gustaria nada verme contigo por la calle a estas horas...- de esta manera, levanté mi última carta, a la espera de su reacción.

Melissa se mordió el labio inferior, acercándose levemente a Lawrence…

-¿te importa mas lo que piense yo?¿o lo que piensen los demás?..._ susurro mirando los botones de su camisa, por intentar concentrarse en algún punto interesante que evitara la aparición del sonroje en sus mejillas o mas bien que aumentara por que sonrojada ya estaba

Me pareció terriblemente sensual la manera que tuvo de morderse los labios en aquellos momentos críticos y sobretodo que si mirada recorriese los botones de mi camisa. Una parte de mi se habría arrancado de golpe dichos botones y se habría tirado encima de ella en el sofá, poseyéndola a la fuerza. Pero el deseo y mis necesidades debían ir un paso por detrás de mi propia lógica, no un paso por delante.

Le coloqué un dedo en la barbilla y le obligué con suavidad a que levantase la cabeza y me mirase a los ojos. Igual no era muy buena idea, puesto que mis ojos siempre se veian fieros, como si fuesen de un animal salvaje. Pero era yo quien necesitaba crear ese contacto con los suyos en esos momentos.

- Aunque parezca mentira, no es dificil contestar a tu pregunta. Porque precisamente me importa el qué dirán los demás, porque la gente tiene muchos prejuicios. Edades, especies... No solo querrán separarme de ti, sino que además se puede manchar incluso tu nombre. Tu apellido.

Puse ambas manos en sus mejillas. Mantenia el semblante serio.

- Me importas tú y por eso tengo que preocuparme por el resto.

No era falso del todo. Por supuesto que me preocupaba ella. De hecho, me preocupaba mucho más de lo que mi cabeza había planeado en un principio de conocerla. Pero no me importaban los demás ni el que dirian ni nada. Siempre he hecho lo que me ha parecido y he conseguido muchas cosas por las que otros luchan durante años.

Y Melissa seria mia quisieran los demás o no...

Melissa sintió como se encendía bajo sus manos heladas, cerrando los ojos un instante para concentrarse en su voz…escuchando lo que le decía el vampiro…abrió sus azuladas orbes, mirando la fiereza de los contrarios, aunque no duro mucho porque se desviaron hacia su boca,,,esa tan hermosa la que tanto deseaba…torno a morderse los belfos que quedaron de un hermoso color cereza por la presión jadeando inconscientemente

-Lawrence…_ susurro entre dientes…

La pequeña parecia extasiada y yo podía sentir el fuego recorrer mi congelado cuerpo mientras me miraba. No tradó en bajar la mirada hacia mi boca, no sé si inconscientemente o porque deseaba probarla. Y después mi nombre saliendo de esa boca sonrojada y tan apetecible... Mi cuerpo me pedía a gritos lo que mi cabeza llevaba toda la noche negando.

Mis conclusiones me decían que Melissa sentia algo por mi, pero se negaba a reconocerlo demasiado por miedo a caer en mis brazos. En los brazos de un vampiro. Y probablemente desatar más de una riña con su hermano... Incluso con Darah... ¿Qué pensaria Darah de lo que estaba haciendo yo? Porque sospechaba que me tenia la misma apatía que yo a él... Y Melissa, por supuesto. ¿Había llegado el momento de ofrecerle la manzana y que cayese en la tentación?

Me acerqué a ella y aspiré el aroma de sus cabellos y la flor que llevaba, mientras le retiraba un mechón con delicadeza.

- Mmm...- murmuré en su oido en respuesta a su llamada.- Dime qué es lo que deseas y lo cumpliré...- mi voz sonó más seductora que antes. Por supuesto no iba a permitir que ella llevase las riendas, pero antes de empezar necesitaba un último consentimiento. Por mucho que la deseara no podía arriesgarme a perder su confianza y estropearlo todo.

-Mmm...ah

Se le escapo un pequeño gemidito ante el susurro en su oído, tapándose la boca para que no surgieran mas, miro de lado a Lawrence, suspirando, apoyando sus manos con sutileza en el pecho del vampiro y escondiendo el rostro en su cuello, de modo que involuntariamente deja a la vista el suyo…cogió aire y lo soltó derramando su cálido aliento sobre la piel del contrario

-¿Y tu?¿Que deseas Lawrence?

Susurro bajito, no creyéndose del todo que estuviera diciendo aquello…

La voz de Melissa una manzana más tentadora que la que le estaba ofreciendo yo a ella. Sentí su aliento sobre mi piel y mi cuerpo sufrió algo parecido a una descarga eléctrica. Bajé la mirada hacia su cuello y sonreí caso con ironía.

- ¿Qué deseo yo?- susurré sin dejar de acariciarle el cabello. Con cuidado le cogí de los hombros y la aparté un poco de mi, aunque mi cuerpo la siguió, inclinándose sobre ella. La dejé caer con suavidad en el sofá y apoyé una mano para que mi cuerpo no cayese encima aun.

Mis labios besaron su mejilla y la comisura de sus labios. Mi otra mano se decicaba a desabrochar los botones de mi camisa.

Sentía que estaba yendo demasiado lejos. Su pregunta retórica no era un consentimiento total y ni siquiera estaba preparado para que ella se echase atrás en esto. Pero ahora mismo mi mente no podía calcular las diferentes hipótesis de los diferentes resultados. Solo queria besarla y poseerla. Incluso morderla, aunque eso no fuese a pasar esta noche...

Melissa cerró con fuerza los ojos, no sabía si eso era lo que quería exactamente, pero lo que tenía claro era que no deseaba detenerlo.
Llevo su mano a la que Lawrence estaba ordenando que desabrochara su camisa, cogiéndola, y llevándola a su propio cabello, el cual libero sacando la rosa de pelo, que se abrió hermoso y oscuro, girando lentamente el rostro en busca de los labios que habían besado su comisura, susurrando con ruego…

-Dímelo…

- Lo quiero todo de ti, Melissa...- murmuré besándole el labio inferior.- Me estás volviendo loco...

Enredé mis finos dedos en su liso pelo y lo acaricié. Como era largo, aproveché para estirar con suavidad de él y que mi mano rozase la parte interna de su hombro, cerca de su pecho. Queria sentir como se estremecia debajo de mi. Oirla tiritar con mi roce helado sobre su cálida piel.

La miré esperando algo más. Mi pecho estaba ya medio desnudo y mi camisa colgaba un poco sobre su ropa. Realmente Melissa me estaba volviendo loco...

Melissa soltó un nuevo gemidito, cuando Lawrence le beso el labio inferior, escuchando lo que el deseaba, aferro el almohadón un instante pensando demasiadas cosas y nada a la vez, percatándose de todo lo que sucedía a su alrededor en ese eterno segundo, sintió la gelidez del vampiro sobre el, su mano aferrándole del cabello, la hermosura del contrario que asomaba por la camisa entreabierta…

Estiro la mano, acariciando muy sutilmente el inicio del pecho del bibliotecario, ascendiendo por su cuello, hasta enredar sus dedos en los cabellos, al igual que había hecho el, se irguió débilmente, atrapando entre los dientes el labio inferior, mordiéndolo con delicia, demasiado nerviosa para conseguir articular palabras, dándole la respuesta a lo que ella deseaba con ese gesto…

Yo, el hombre de hielo, el que no siente nada... Ahora mismo notaba la mano de Melissa ardiente sobre mi pecho, por mi cuello... Cuando se incorporó un poco mi mirada descendió sin quererlo hasta su pecho, el cual subía y bajaba acelerado. Ese corazón palpitante que me llamaba...

Su mordisco me dejó de piedra, paralizado. Una humana mordiendo a un vampiro; qué ironía más excitante para mis sentidos.

Me incliné más sobre ella obligándola a tumbarse de nuevo, extasiado y desenfrenado. Ahora no había vuelta atrás. Ni para mi ni para ella. Le sostuve sus manos con las mias y mi boca se abrió paso hasta sus labios, robándole un beso apasionado.
Una de mis manos liberó la suya para explorar su contorno. Su cintura, su cadera, su muslo... acariciándolo todo en la justa medida, con deseo e impaciencia, pero sin parecer grosero.
La groseria. Eso era lo único que impedía en aquellos momentos de locura deshacerme de su ropa y probar su cuerpo y sus zonas más erógenas.
Mi idea era seguir con los besos, aunque practicamente, como dirian los adolescentes, le estaba comiendo la boca entera; hasta que ella me pidiese algo más atrevido, ya fuese hablando o con otro gesto como su mordisco.
Y si aquel mosdisquito de nada me había provocado de esta manera, no queria saber lo que pasaria si lo repetia...

Su mutismo quedo aun más marcado cuando Lawrence fundió sus labios con los propios, soltando un débil gemidito que fue acallado en las bocas de ambos…No era el primer beso de Melissa, pero desde luego si e mas intenso.
Tembló al sentir las manos del bibliotecario en sus curvas, arqueándose casi de forma involuntaria hacia el, no conseguía dominar su cuerpo, intentaba controlarse, pero definitivamente le era imposible, Ya fuera porque el vampiro sobre ella se sentía cada vez mas irresistible, o simplemente, que su sistema comenzaba a ser dominado por las hormonas…
Estrecho aun mas la presa alrededor del cuello del azabache, pegándolo con necesidad a ella…sus blandos senos y generosos senos quedaron presos bajo el pecho de Lawrence, entreabrió los labios para dejar paso al húmedo musculo del nocturno…sentía que el corazón acabaría por salírsele, y la sangre se acumulaba en sus mejillas por la vergüenza que todo aquello le causaba…jadeo de nuevo y en esta ocasión el excitante sonido se reverbero en la sala, aunque la pequeña pareció no darle importancia, pues mordió una vez mas los labios del hombre buscando ahora ella su lengua y enroscarla pasionalmente con la propia, saboreándolo siendo ahora ella la que le “Comiera la boca”

Tuve la sensación de que aquello ya no se podía parar... La estreché con mis brazos y noté sus firmes pechos contra el mio desnudo. Su respiración agitada me estaba volviendo loco y su sabor... Dioses... Mis labios nunca habían probado nada igual...

Noté como me iba excitando con todo. Sus gemidos, su pasión, su lengua... Mis manos recorrieron su espalda en busca de la cremallera de su vestido. Resultaron ser botones y algunos lazos que deshice con gracia y agilidad mientras mi boca se separó de la suya y bajó hasta su cuello. Mis instintos empezaron a temblar y tuve que retirarme de aquel precioso cuello sonrosado para besarle el hombro mientras le cogia con fuerza de las caderas y la apretaba contra mi pelvis.

Subí una mano y la hundí en su melena. La cogí de la nuca y volví a besarla con pasión. Mi otra mano se detuvo a la altura del muslo, ahora por debajo de su falda. Queria arrancárselo, pero era un vestido demasiado bonito y supuse que en algun momento me pediria que la llevase a su casa. Tampoco iba a detenerme en quitarme yo la camisa del todo, porque estaba demasiado ocupado tocando su piel. Decidí moverme con rapidez y ponerla encima mia sin dejar de besarla. Estaba dispuesto a dejar que jugara conmigo todo lo que quisiera.

Melissa no podía parar de jadear, tenia la mente perdida y el cuerpo hinchado de necesidad y gozo, ahí donde le tocaba Lawrence la menor sentía que se inflamaba, de hecho ni siquiera se percato de que le estaba despojando del vestido, hasta que noto como besaba su hombro ahora desnudo…mirándole con los ojos brillantes de placer…mordiéndose los labios…mordiéndoselos a el, besándole una vez tras otra, sin poder cesar enrosco sus piernas alrededor de la cintura del vampiro, dejándole paso a sus muslos de modo mas accesible…no sabia si aquello estaba bien si era correcto y simplemente coherente…solo sentía que no quería parar…

-Lawrence…_ gimió su nombre, mordiéndole el mentón con sutileza, aunque sus labios temblaban del mismo modo que lo hacia su cuerpo de mujer…

-Mmm...contesté con voz ronca sin liberar su lengua de la batalla.

Sus piernas entrelazadas a mi cintura terminaron con la poca paciencia que quedaba en mi interior. Le quité el vestido como pude, sacándoselo por arriba, de una manera tan descontrolada que escuché el sonido de la tela al rasgarse. Una vez estuvo la prenda en el suelo de mi sala de estar, la contemplé de arriba abajo. Sus pechos eran firmes a pesar de su edad temprana y sus caderas... Su piel sonrosada... Tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para seguir sin usar mis colmillos, porque el olor de su sangre me excitaba casi tanto como su cuerpo semi desnudo.

La miré a los ojos mientras mis dos manos acariciaban sus muslos. Primero a ritmo despacio, desde la mitad hasta su rodilla. Después con más ansia y fuerza, subiendo hasta su trasero, el cual agarré antes de lanzarme a sus labios una vez más. Una de mis manos subió por toda su espalda y después se abrió paso hasta su pecho. Noté como se encendia debajo de mi mano helada y me sorprendí esuchando mi propio jadeo de placer.