Estaba cansada de un dia agotador, presentarme en las clases, ir de comprar, buscar trabajo, pasear por el lago, conocer gente, y lo peor de todo, casi pierdo uno de mis preciados lazos para el pelo.
Andaba por las calles de la ciudad, dirijiendome hacia mi casa, aunque aún me quedaba un largo trecho.
Paseaba por las oscuras calles, observando las casas, de vez en cuando veia a gente a lo lejos, también paseando, a veces pasaba cerca de oscuros callejones, en los que veia moverse oscuras sombras, al acecho de alguna presa. Pero por suerte, no era yo la presa. O al menos eso me parecia. Tenia ganas de llegar a casa. de tirarme en la cama, y de dormir un poco. Habia sido un dia agradable, pero no me gustaria repetirlo, demasiado agetreado y atareado para mi gusto.
A demás, estaba lloviendo, con lo que odio la lluvia, y encima, no llevaba paraguas. Me estaba calando viva. Lo mas probable seria que acabara resfriada. Estaba deseando llegar a casa y calentarme, y cada vez mas, ya que, como mi casa estaba un poco lejos, cada vez habia menos gente en la calle. No me importaba la soledad, pero me inquietaban esas calles, tan oscuras, tan solitarias...daba la sensación de que estaba a punto de ocurrir algo. De hecho, apostaría lo que fuera, a que en ese momento, en algún rincón de esas oscuras callejuelas estaba ocurriendo algo, bueno o malo. Cada vez estaba mas cerca de casa, tenia ganas de llegar, pero curiosamente, cada vez estaba mas tranquila, me estaba acostumbrando a esas callejuelas, tendria que pasar por allí todos los dias, asi que era mejor que me acostumbrara rápido.
No me quedaba mucho para llegar, únicamente doblar una esquina. Seguí paseando, tranquilamente, deseando llegar a mi casa.