Turno de noche - privado Darah -

El ruido como siempre era excesivo. Llegaba un momento de la noche en el que todos comenzaban a hablar más alto de lo normal para hacerse oír, incluso por encima de la música, cosa que prácticamente era imposible. Sin embargo era un negocio muy próspero entre las luces brillantes y parpadeantes, los sonidos nuevos y que simplemente era un lugar de moda en aquella ciudad.

Meintras el resto de camareros se ocupaban de las mesas, de los que iban llegando y a recoger vasos vacíos antes de que los rompieran, Bal seguía detrás de la barra con otros compañeros preparándo cókteles y bebidas sobre los vasos ya preparados en las bandejas. De vez en cuando alzaba la vista, controlando donde estaban los clientes que le habían pedido algo para después salir de detrás de la barra y comenzar a repartir las bebidas.
Era un auténtico laberinto en el que todos venían de todas partes, chocándose unos contra otros, pero aladaur ya tenía la suficiente destreza como para hacer que en medio de aquel caos no se le cayese ni un sólo vaso.

Toda la noche trabajando en aquel lugar, al volver de madrugada a casa con a penas una hora para el amanecer se quedaba totalmente sordo durante un largo rato, como si fuera él el que hubiera bebido, mareado y desorientado. No era nada nuevo para él.

Darah se había duchado y cambiado mas adecuadamente, llevando ahora unos pantalones negros de calle junto con una camisa celeste a juego con sus ojos…
Estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados sobre el pecho, mientras jugueteaba con una de sus manos en los pendientes de la oreja…observando en silencio a Bal…bueno en silencio el por que lo que era el resto del local, parecía mas un matadero de cochinos que un club…además que por enojo el dios en su interior llevaba cantando desde que logro despertarse…dándole un tremendo dolor de cabeza que intentaba olvidar…concentrándose en cosas mas placenteras como le era observar al pequeño…

-Si tienes hambre yo te voy a dar…dos buenos cocos de verdad..pumba pumba pumba…frescos grandes como un balón…

-Puedes seguir así el resto de la noche…te ignoro…

-Si me ignoras pero el dolor de cabeza te lo sigo dando…pumba..pumba…pumba…

Mientras tanto Bal se enteraba más bien de poco, se dedicaba a pasearse entre la gente, sin mirarles, escuchando lo que le pedían, les miraba a penas un segundo a la cara para asentir con la cabeza y volvía a la barra, con todo aquello en la memoria para prerapar las nuevas bebidas. A veces el y sus compañeros intercambiaban frases cortas para entenderse mejor y reían, aunque con todo aquel ruido y humo poco podía entenderse con claridad.

Cuando salio de nuevo con una bandeja llena de vasos, volvió a hacer un nuevo recorrido por la sala de baile pero esta vez, alzando la vista, encontró el rostro de Darah a lo lejos. Aquel segundo encuentro fue fatal, ya que el muchacho se quedó un momento en blanco mirándole, sorprendido, sin poner los ojos donde debía y tropezándose después. La vandeja y todos los vasos se fueron directos al suelo, estrellándose y cayendo otros encima de un par de tipos que se levantaron de inmediato mirándose la ropa empapada y hablando en voz alta. El chico perdió rápidamente de vista al vampiro, pidiéndoles disculpas repetidas vecs y tratando de recoger todo aquel estropicio mientras los hombres se miraban e intercambiaban palabras no del todo esperanzadoras para el chico.

En apenas un segundo Darah estaba junto al muchacho, ayudándole a recoger las copas que se habían roto, en un intento de evitar que este se cortara, temeroso de que sus congeneres que ya cuchicheaban sobre lo delicioso que era el aroma de chico…siendo eso para un humano no mas que un murmullo, pero para los oídos de los suyos, era un desafío a voces…los vampiros miraron al creador, quedándose completamente atónitos al reconocerle…

-El es mío…largaos ahora mismo

Desdijo mentalmente para que Bal no se alarmara, los nocturnos hicieron una leve reverencia dejaron el dinero en la mesa y se fueron sin mas dilación…
Darah se giro en dirección al pequeño apartando sobre la mesa los cristales rotos…le alzo el mentón para observarle mejor..

-¿Te has hecho daño?

El chico a penas giró sobre si mismo, observando atónito como se iban aquellos dos tipos sin más y acto seguido se encontró con el vampiro de frente, tomándole de la barbilla.

-Darah...-exclamó con voz trémula, creyendo que sólo se había oído él-. Si, si estoy bien-aseguró mirando a su alrededor con algo de nerviosismo, volviendo a mirar al mayor, atreviéndose a dirigirse a sus ojos y mirándole como si hubieran pasado mil años desde la última vez que le había visto, y que a pesar de todo ese tiempo seguía recordando todos los detalles-. ¿Qué... haces aquí? Creí que no era en serio...-comentó con una leve sonrisa, mirando a su alrededor de nuevo como si esperase que ninguno de sus jefes le pillara de cháchara con algún cliente.

-Nunca falto a mi palabra pequeño…me invitaste a venir, y aquí estoy…

Le dijo acariciando sus pómulos con la yema de los dedos…sonriendo por la mental preocupación del pequeño…inclinándose para susurrarle al oído…

-No se atreverán a regañarte estando yo a tu lado pequeño…fui el creador del dueño que regenta los clubes…

Musito travieso, como diciéndole que a su lado no debía temer nada…

El chico captó el mensaje, y de nuevo volvió a mirar a su alrededor con cierta suavidad, esta vez casi sintiéndose el blanco de ciertas miradas que lo ponían frente a aquel vampiro que parecía ser importante para todos. Se creyó estar viviendo debajo de una piedra, dado que le había conocido por primera vez la noche anterior. Supuso que serían cosas de aquellas criaturas sobrenaturales.

-¿Me esperarás?-le preguntó girándose de nuevo hacia él-. Debo terminar este turno al menos, me queda poco, y después le pediré a algún compañero que me revele por un rato. ¿Te parece bien?-le invitó sonriendo pacíficamente.

Se acerco de nuevo para susurrarle al oído con un sensual tono traviesa…

-Eso depende, del incentivo que me vayas a dar Bal…

Musito deslizando sus labios por la mejilla del menor…lamiéndole suavemente la comisura, como una clara y deliciosa tentación…pues ya le había dicho en diversas ocasiones…lo mucho que le agradaba el calor de sus labios…

Por un instante Baladaur vio peligrar su vida. Si Darah era un tipo tan importante no podía inmaginarse todas aquellas cosas que les pasaba a todos aquellos que se acercaban demasiado a alguien así, sin corresponderles. Claro que fue un pensamiento pasajero que creó la inmaginación de Bal durante unos segundos antes de centrarse de nuevo en el vampiro y en sus labios. Acercó una mano al rostro de Darah y apoyó la yema de los dedos sobre sus labios, mirándole un momento a los ojos.

-No entiendo a donde quieres llegar...-le dijo bajando un momento la vista, sonriendo tímiamente y apartando la mano-. Podremos salir de aquí un rato a tomar el aire y a charlar. A mi me hace falta.

Frunció un poco el ceño ante los pensamientos del menor, estaba claro, que el dios inepto de su cabeza, quería dañarle, pero ni mucho menos, el quería i quiera hacerle tropezar con una piedrecita…sintiéndose algo dolido…suspiro recomponiendo su rostro con una sensual sonrisa…

-Claro que si pequeño…podemos ir donde se te antoje…esta noche, le pedí a uno de los guardianes que me sustituyera en el cementerio…así que soy todo tuyo…pero para ello necesito que me rememores un poco tu sabor pequeño…

Murmuró divertido…rozando sus labios muy levemente contra los del pequeño…

El chico le miró un momento con gesto de sorpresa.

-¿Es que no te llegó suficiente con lo de ayer para recordarme durante décadas?-preguntó brotándose un brazo después. Con algo de su nerviosismo habitual tan sólo unió los labios con los del vampiro dos segundos, dejándole uno de aquellos tímidos y fugaces besos de adolescentes huyendo de las miradas, antes de separarse de él con rapidez y moviéndose entre la gente, tratando de concentrarse en su trabajo y buscar una bandeja libre.

Le resultaba tremendamente divertido el hecho de que a Bal le diera vergüenza todo aquello después de lo que hicieron la noche pasada…Se sentó en uno de los asientos libres que ahora habían, apoyando un pie en la mesa…y conectando de pronto mentalmente con Bal, apeteciéndole ser travieso…

-De ti…nunca voy a tener suficiente pequeño…

Murmuro en su mente…mostrándole nuevas imágenes que pretendían rememorar todos los actos de la noche pasada, la felacion que le hizo, su cabalgar, incluso la mordida…todos los sonidos escuchados el anterior día, sus gemidos, el roce de sus pieles…

Mientras ponía algunos vasos y seguía con su trabajo aquellas imágenes volvieron a su mente, y de pronto, distraído como estaba se puso alerta. Miró a su alrededor como si temiera que aquello estuviera sucediendo de verdad y alguien pudiera verlo. Que todos estuvieran de fiesta en aquellos momentos no le ayudaba nada.

-No, para, para..-se dijo a si mismo pasándose una mano por la frente, agachándose después detrás del mostrador, apoyando la frente en el borde de este y una mano en el pecho, notando aquel calor de pronto.

-¿Bal?-uno de sus compañeros le vio y se extrañó, agachándose a su lado-. ¿Te encuentras mal?-le preguntó.

El muchacho le miró con las mejillas ligeramente sonrojadas. No creía posible que aquello hubiera ocurrido realmente la noche anterior. De hecho lo recordaba como un sueño simplemente, quizás una fantasía, pero estaba claro que lo había vivido realmente.

-Si-aclaró con decisión poniéndose en pie un momento-. ¿Te importaría quedarte con mi turno? Tan sólo hoy, te lo compensaré-dijo sin esperar una respuesta. Volvió a rodear el mostrador, cogiendo su cazadora para buscar de nuevo al vampiro con la mirada y dirigiéndose hacia él. Le cogió del brazo con suavidad, tirando de él y haciendo que se levantara para salir del club de una vez por todas.

Aquello le satisfizo mucho más de lo que el pequeño tenia en mente…dejándose guiar por el menor…hasta que salieron fuera en una parte de la calle en la que nadie podía ni oírles ni verles…

-Creía que aun te ibas a quedar un poco más…

Murmuro sonriéndole con un falso rostro de sorpresa he inocencia…

El muchacho se paró una vez que estaban en la calle, notando el frío de fuera en comparación con el interior del local y se puso la cazadora, mirando al vampiro un momento.

-Pero no quiero meterme en líos ni nada de eso.... ¿qué pretendías enseñándome esas cosas estando yo en medio de la pista?-preguntó aterrorizado por la visión de inmaginarse las consecuecias. No, desde luego no podía dejarse ver de aquel modo.

Después de meditar un segundo a penas borró aquello de la mente y volvió a mirarle con suavidad. Se encogió de hombros y metió las manos en los volsillos de la chaqueta.

-Me... sorprende de todos modos que hayas venido, dijeras lo que dijeras.. anoche-dijo tratando de no evocar ninguna de aquellas visiones-. No suelo encontrarme con gente que quiera verme al dia siguiente de haber tenido una noche loca...-comentó sonriendo a penas-. No lo hago ni yo...

En un principio había vuelto a sonreír por el primer comentario, pero al escuchar la segunda parte, su sonrisa se desvaneció por completo alzando por el mentón al chico para obligarle a mirar a sus orbes violáceas…

-Primero de todo, creí que anoche quedo claro que yo no soy como los demás…y segundo…¿es lo que deseas?¿Que me marche y no volver a verme?...puedo hacerlo si de verdad anhelas eso…pero que quede claro que esa es tu decisión no la mía…

Musito con un claro tono dolido en su voz…

El muchacho parpadeó un momento y le miró sorprendido. Creía que aquellas criaturas eran fuertes e inamobibles, pero por un momento aquella teoría se tambaleó ligeramente.

-Yo no he dicho tal cosa...-replicó el muchacho mirándole a los ojos y frunciendo el ceño levemente-. Pero acabo de conocerte... ayer. ¿Por qué te pones así?

Le miro atónito por aquello, quedándose algo pensativo, incluso el dios en su cabeza dejo unos instantes de cantar…

-Yo…no lose…

Musito pasándose sus largos dedos por las finas hebras castañas de su melena…

-Por que eres un inepto…

Dijo el monstruo con un claro tono de burla…

-Tu a callar maldito dios de pacotilla o te juro que me tiro un mes sin beber ni una sola gota de sangre…

-Como si lo resistieras…a ti te gusta tanto la sangre como a mí…

-Cierto…pero te estoy dando mi palabra de que así lo haré…

Gruño en su cabeza, y retomo una nueva canción dejando el otro tema de lado..

-Yo tengo un tallarín tengo un tallarín…

-Dios…ni con un bote enero de pastillas se me va a quitar este martirio…

Bal se quedó un momento en silencio al escuchar la respusta de Darah, pero terminó de desconcertarse cuando comenzó a hablar solo, aunque rápidamente lo relacionó con aquel ser que habitaba dentro de él.
Se excluyó un poco a sí mismo de aquello, no sabiendo qué hacerle, pero al final no pudo hacer otra cosa que preocuparse por él.

-¿Estás bien Darah?-le preguntó mirándole a los ojos y alargando una mano hasta la suya, tocándole con suavidad y una delicadeza de la que no era consciente-. ¿Te... duele?

Asintió levemente, tornando a pasarse la mano por los cabellos, y apoyarse en la pared en un gesto despreocupado…miro al chico…quedándose pensativo unos instantes, respiro hondo y luego hablo…

-Quiero saber…si verdaderamente quieres que me vaya o me quede…

Cogio la mano que le acariciaba, tirando lentamente de el hasta que el pequeño quedo casi pegado a su pecho, bajando la mirada, para poder observarle mas detenidamente…

El chico le miró un momento con comprensión y parpadeó.

-Quiero que te quedes-le dijo con un tono más pausado, como si recalcara algo que era natural y obio-. Pero pórtate bien-le pidió después con una suave sonrisa de niño, apoyando con suavidad un puño sobre su pecho, pensativo-. Porque no quiero hacerme ilusiones con nada, prefiero no pensar en el día de mañana y vivir lo de ahora, aunque me resulte demasiado complicado a veces. Igual de rápido que apareciste, no me hagas pensar en el día de mañana con la misma rapidez-le pidió arrugando levemente la frente y mirándole a los ojos de nuevo.

Sin decir nada, Darah lo cogio de la cintura,…alzando al chico hasta hacerle enroscar sus piernas alrededor de las caderas..todo eso como si no pesara mas que una liviana pluma…

-Hecho…

Le susurro, acercando lentamente sus labios a los del pequeño…para comenzar a darle un verdadero beso…

Desde luego le parecía que todo aquello no ayudaba demasiado a sus deseos, pero cómo podría resistirse. Le doblegaba con una facilidad increíble, y después recordaba que era un dios inamovible.
Accedió al beso sin más, rodeándole el cuello con ambos brazos y después sonrió como un chiquillo asomando la cabeza por el hombro del vampiro.

-Vamos, bájame idiota-le dijo con suavidad, suspirando después y apoyando la mejilla en su cuello, sin comprender aquella sensación que le hacía sentir tan a gusto junto con aquel hombre-. ¿Te apetece dar una vuelta? Debo estirar las piernas.

Darah negó con la cabeza, apoyando al frente en la del pequeño sin bajarle todavía…

-¿Me dejas escoger el lugar?...

Dijo mordiéndose los labios algo entusiasmado, viéndosele completamente adorable, con la piel resplandeciendo por el intenso brillo de luna…

El chico le miró un momento y sonrió asintiendo con la cabeza, con los brzos aún enroscados en su cuello. La verdad es que no pesaba demasiado, por lo que dejó de sentirse como un peso muerto en brazos del vampiro.

-¿A dónde quieres ir?-le preguntó-. Seguramente sepas de más sitios interesantes que yo... He visitado poco la ciudad.