Una visita al Director

Miró hacia ambos lados de aquel pasillo, sólo para volver a corroborar que no había nadie... Tenía paciencia... o, al menos, siempre intentaba tenerla... Pero esto ya era desesperante... Llevaba un buen rato y nada... Está bien... Tomó aire y lo expulsó lentamente... Lo intentaría una vez más...

Nada... Imposible... Maldito invento del demonio... Finalmente, arrojó aquella corbata a una papelera... Estaba harto de tratar de hacer el dichoso nudo sin éxito...

Dejó abierta su chaqueta azul marino y se desabrochó los dos primeros botones de su camisa blanca... Le asfixiaban... Los pies le dolían pero trataría de aguantar un poco más a esos condenados zapatos... Después tendría tiempo de enviarlos a hacerle compañía a la corbata...

<<Algo elegante pero cómodo>>... La dependienta, al parecer, no había entendido el segundo de los conceptos...

Suspiró... De todos modos, sólo sería un momento... Caminó hacia la puerta del despacho del Director... y la golpeó dos veces...

Llamó una vez más, esperando obtener alguna respuesta... pero ésta no llegaba... Al parecer no había nadie tras esa puerta... Se giró al encuentro del dueño de aquella voz... Y ese joven se lo confirmaba...

Albert, el esposo de su madre, decía que era más fácil reconocer a los vampiros cuando se había caído en su poder al menos una vez... y quizás tuviera razón, porque las sensaciones que le transmitían ese chico no eran las mismas que las que le habían transmitido todos aquellos con los que se había topado desde su llegada a Isten Darah...

Era un humano... o, al menos, no era un vampiro...

- Comprendo... Te agradezco mucho el que me hayas informado...- Le dirigió una sonrisa en señal de gratitud.- ... Ya que estoy aquí, le esperaré...- Aunque no estaba seguro si aguantaría mucho tiempo con esos zapatos... ni con esa chaqueta...- ... Dime, ¿eres alumno de esta escuela?... Y, por cierto, ¿sabrías indicarme si hay alguna máquina de refrescos cercana?...-