Un trago sirve para muchas cosas {Libre}

Entré en aquel club y me apalanqué al final de la barra, como era mi costumbre. Acababa de llegar a aquella ciudad, dejando atrás mi reputación que había adquirido en mi último hogar. No esperaba que nadie supiera nada de mí, sería como pedir peras al olmo. O no, quién sabe.

Perdida en aquellos pensamientos, pedí un Ruso Blanco bien cargado. Pensando en como atraer clientes, deduje que con mis ropas desgastadas y mi aspecto hostil bastaría para determinar el tipo de oficio que yo ejercía. O no. "Ah, basta ya de tantas dudas estúpidas, me dije, lo mejor será que busques alguien que precise de una "Ajustadora de Cuentas" profesional como tú. Me preguntaba cómo demonios empezar a ganar fama en aquél lugar que parecía un crisol de razas.

Deduje que lo mejor sería esperar a que me sirvieran el trago y sacarle algo de información a los clientes o al camarero.

Entré al club para tomarme una copa, aunque no pensaba estar mucho tiempo, ya que estaba bastante cansada del dia anterior. Observé a una chica, una felina, seguramente nueva en la ciudad, sentada al final de la barra. Me senté en la barra, no muy lejos, y pedí un Honey SDC. Esperé a que me lo trajera, tome un trago, y me giré hacia la felina.
-¡Hola! ¿Eres nueva en la ciudad?- Dije, bastante alegre, y dandole la mano como saludo.

Me giré hacia la lobita, los perros no me han gustado nunca, pero los lobos son caso a parte. Parecía maja, así que lucí mi mejor sonrisa gatuna, acompañada de un pestañeo de ojos amable y le tendí mi mano:

Encantada, soy Celina. Y sí, soy nueva por estos lares.- Parece muy mona - ¿Sería un atrevimiento preguntar cómo te llamas?- Mmm... Sería demasiado atrevido preguntar de buenas a primeras lo que quiero saber, además, parece ser maja, hablaré un rato con ella. Tal vez me diga algo que me sea útil.

Me pareció muy simpática.
-Uy, de atrevimiento nada.- Bromeé. No sabía por qué, pero no me costaba nada hablar con ella, y eso que normalmente soy bastante vergonzosa.-Perdona mi descortesía por no haberme presentado. Me llamo Vantashia Vancastle, encantada.-
Cogí mi copa, y me senté a su lado.-Bueno, y ¿qué te trae por Isten Darah?- Dije, mientras tomaba un trago.

Que mona. Es maja, bastante adorable. Ay, me recuerda a mi cuando era joven "Ey, y ahora ¿que eres?¿Matusalen? me dije a mi misma sonriendo.
-Yo soy Celina Montreal, encantada.- contesté, con la misma sonrisa pícara que me caracterizaba.

Me sorprendió la pregunta, tan directa, sobre mi ocupación actual, pero aún así mantuve la expresión sonriente, y le contesté:
-Pues, estoy buscando trabajo. Me fuí de mi anterior ciudad por que. . . mi jefe y yo tuvimos. . . visiones diferentes, supongo, y no pude seguir trabajando con el.- dije riendo. Sí, visiones diferentes. Él se veía vivo, y yo le veía muerto. Cacho c*bron que era. . .

-¿Y tú? ¿Cuánto llevas aquí?- Si lleva el tiempo suficiente, tal vez pueda saber de alguien que necesite mis servicios. . .

Escuché atentamente las explicaciones de Celina. Me sorprendió un poco lo que me explicó sobre su jefe, y no pude evitar hacer un comentario.
-Si es que...Hay de cada jefe, unos tiranos, eso es lo que son.- Bromeé.-Ten suerte para encontrar trabajo.- Dije con una sonrisa. Esperaba que tuviera mucha suerte, ya que hoy en dia no era facil encontrar trabajo.
- Y bueno, yo la verdad es que no llevo demasiado tiempo, a penas llegué aqui hace un par de meses. Aunque ya me parece como si llevara aqui toda la vida, me ha pasado de cada cosa...- No pude evitar reir un poco, realmente me habían pasado ya unas cuantas aventurillas interesantes.- Y bueno, ¿qué clase de trabajo estás buscando? A lo mejor puedo ayudarte a encontrarlo.- Dije amablemente, sonriendo. De siempre me había gustado ayudar a la gente. Me tomé el último trago que le quedaba a mi copa, y mire a Celina, esperando su respuesta.

Sonreí. Sí, hay cada cacho hijo de su madre suelto que. . . Qué bien que estaría con un par de golpes de mangual en la cara.

-Pues. . . Busco un curro de guardaespaldas, ya sabes, busco a alguien que necesite amm. . . protección.-menuda mentira descarada acababa de soltar. Pero supongo que, o bien captaría la indirecta, o bien, si sabía de alguien a quien yo le pudiera interesar, este comprendería cual es mi trabajo. Aunque la vida de guardaespaldas es relajada.
-¿Sabes de alguien, Vantashia? Por cierto, ¿te importa que te llame Van, o tienes algún otro nombre de preferencia?

- Pues...por desgracia, no conozco a nadie, lo siento. Pero apuesto lo que sea que cualquier traficante del mercado negro necesitaría proteccion.- Bromeé. Aunque de verdad apostaría por ello, en el mercado negro ya se sabe.-Y bueno, no tengo ningún mote en particular, asi que puedes llamarme como mas te guste.- Dije amablemente. La verdad es que nunca me habían llamado de ninguna forma distinta a mi nombre, asi que podría decirse que me hacía un poco de ilusión.-¿Y tu? ¿Tienes algun apodo? ¿Que te parece que si te llamo Ce?.- Dije con una sonrisa. Me lo estaba pasando realmente bien, había entrado al club para tomarme una copa rápida e irme a hacer cualquier cosa, pero ahora no me apetecía nada irme.

Definitivamente, apachurrable del todo. Me encanta esta chiquilla, no debería de juntarse con malas compañias, o la echarán a perder. "¿Y tu que eres? ¿Una hermanita de la caridad?" Tengo que dejar de pensar estas cosas, me dije.

-Claro, llámame como quieras Van. Respecto a eso del mercado negro, jum, tendré que pasarme luego. Por cierto, pareces bastante joven, ¿estudias por aquí?-Podría aprovechar para preguntarle si sabe donde hay alguna biblioteca.
-[color=mediumvioletred]Camarero/a, otro Ruso Blanco, y ¿qué quieres tú?-pedí, aprovechando la coyuntura.

-Pues decidido, te llamaré Ce. Y si, estudio en el campus. La verdad es que soy bastante peque, tengo 16. Y bueno, ya que me preguntas, iba a pedirme un Blenheim.- Dije, con otra sonrisa, curiosamente no había dejado de sonreir. Bastante raro en mi, peor que se le iba a hacer, me lo estaba pasando bien, y Celina me caia muy bien.
-Y si al final te pasarás por el mercado negro, lo mejor es por la noche. Hay mas gente. O esa fué la impresión que me dió cuando fui.-

Le pedí un Blemhein, y la miré. Así que no era tan inocente como parecía. Sonreí de medio lado.
-Me pregunto si no te importaría indicarme donde queda el mercado negro, Van. Y, esto ya sí es una osadía por mi parte, ¿me permitirías invitarte a cenar? En agradecimiento a tu cálida bienvenida, sólo como amigas.- me sentaría bien algo de compañía, o iba a volverme una solitaria, pensé.
Mientras esperaba su respuesta, bebía distraida mi Ruso Blanco.

Estaba bebiendo un trago en el momento en el que Celina me preguntó si me podía invitar a cenar. Me pilló bastante de sorpresa.
- Si, te indicaré el camino encantada. Y si, puedes invitarme a cenar.- Bromeé. No me pareció ninguna osadía.-Solo hay que acordar donde y cuando, y allí estaré. Dije sonriendo. Me preguntaba donde iríamos a cenar. Estaba un poco impaciente.

Sonreí. Que adorable que es.
-Pues si te parece mañana a las 20.00 quedamos aquí y cenamos en mi casa, ¿te va bien?-dije esperando su respuesta.
-Por cierto, ¿me indicarías la dirección del mercado? Así puedo pasarme a buscar trabajo y tengo una comida digna que ofrecerte mañana-sonreí de medio lado, divertida.

-¡Vale! Me va bien, aqui a las 20:00. Traeré una botella de algo para beber, vino o así. O si quieres, de otra cosa.- Dije, sonriendo. Ya que me invitaba a cenar, por lo menos llevar yo alguna cosilla. Al terminar de hablar, llamé al camarero, para pedirle un bolígrafo, cogí una servilleta de papel que había en la barra, le apunté como llegar al mercado negro.-Bueno, siguiendo estas señas, llegarás al mercado. ¡Mucha suerte para encontrar trabajo! Y que ganas tengo de saber lo que me prepararás para cenar.- Bromeé. Aunque si que tenía ganas de saberlo.

Le tendí la mano a modo de despedida, y le guiñé un ojo.
-Espero que la carne roja sea de tu agrado, Van. Bueno, voy a marchar ya, o se me hará tarde. Gracias por tus atenciones pequeña-le dije esperando su despedida, me había alegrado el conocerla.

Le dí la mano, para despedirme con un apretón de manos.
-Si, me gusta la carne roja. Bromeé.-Y siempre que necesites algo no dudes en pedirmelo. ¡Hasta mañana!- Me despedí de ella con una sonrisa. Me había caido muy bien, estaba impaciente por que llegara mañana.
Observé como se marchaba. Y cuando lo hizo, me acabé mi copa, y me marché.