Para mi, esto es el paraíso

Llegue justo delante de un lugar donde me sentía tranquila, protegida y querida. Suena extraño que se diga eso de una biblioteca, pero eso sentía yo al estar rodeada de libros. Empuje la puerta con una mano, para entrar. Se me escapo un suspiro de incredulidad al ver semejante belleza de edificio. El olor a papel antiguo, el silencio que dejaba oír el suave rasgar de una pluma…
Mi 'querido' acompañante no parecida ni disgustarle ni gustarle el lugar. Nunca hacia ruido. Ademas en teoria nadie podria verlo, almenos de dia.
Entre, caminaba sin rumbo por aquel lugar mirando libros sin uno en concreto. Iba cogiendo algunos.
Llevaba demasiados, no llegaba a una estantería un par de palmos mas arriba de mi cabeza. Intente con mi mano libre, alargándola todo lo que daba de si para poder coger un pequeño libro de lomo negro.

(Esto sucede un par de días después de la cita con Melissa)

Escuchó la puerta y vio a una chica entrar. La siguió con la mirada y al comprobar que parecia bastante feliz de ponder estar allí supuso que no era ningun peligro para sus queridos libros, así que siguió a la suyo.

Pero poco después la vio pasar por un pasillo cargada de libros y aquello sí podia ser peligroso. ¿Y si se le caia uno al suelo? Se levantó y cruzado de brazos se acercó hasta ella justo en el momento en el cual la chica intentaba alcanzar un tomo muy antiguo y valioso.

- ¿Puedo ayudarla en algo?- preguntó con toda la buena educación del mundo. Se subió las gafas de vista que no se había llegado a quitar y le cogió un par de libros de los brazos para depositarlos en una de las mesas.- Sí, sé que deberían haber cestas para las personas muy apasionadas, pero lamentablemente no las hay. Así que lleva cuidado, por favor.

Ni siquiera me gire a mi interlocutor, seguía enfrascada en mirar los libros delante mío, quizás el sabría donde encontrar… aquello. Me gire, encarándolo, no podía mostrarle una sonrisa….Nunca lo había echo, creo.
- Si, claro que puede, necesitaría un libro- titubeé durante unos segundos- El Necronomicón.- Quería aquel libro prohibido, y no una copia barata, sino en el idioma original. Sino lo conseguía ira a otro lugar, aunque, no sabría cual.

No le hizo mucha gracia que la chica no se girara a la primera, pues no estaba acostumbrado a recibir pocas atenciones. Se dijo a sí mismo que era nueva y no le conocia y cuando por fin se volvió hacia él terminó de quitarle los libros de las manos para ponerlos sobre la mesa.

- El Necronomicón, eh?- sonrió.- Y supongo que no te vale cualquier copia por buena y antigua que sea... Pues lo siento, pero no dispongo de él. Pero he oido un rumor que tal vez te interese.- se acercó a la muchacha y le susurró al oido.- Se dice que lo esconde un tendero en el mercado negro.- se apartó y volvió a hablar en voz alta, sonriendo con malicia.- Desgraciadamente, no he logrado persuadirle para que me lo enseñe, pero quizas tú seas más persuasiva que yo en ese aspecto. Por los libros que llevas, veo que eres una lectora que no se conforma con lo simple...

Una pequeña insinuación con un reto escondido y después una alabanza. Lawrence habia pasado muchas horas delante de aquel viejo tendero intentando sonsacarle el ansiado libro para su colección, pero el hombre seguia sin decirle donde lo ocultaba. Y tampoco podia matarle y robárselo, pues era un antiguo ciudadano y se notaria demasiado su falta.

Pero quizas aquella chica consiguiese el libro... Quien sabe, igual si tenia medios economicos para ello... Y entonces estaba seguro de que seria más fácil conseguir que ella misma se lo diese a él. Un plan perfecto y de momento no tendría que mover ni un dedo.

- Bien, vale… pero con que dinero? – Creo que no se daba cuenta de que yo era una rata de biblioteca en varios sentidos. No tenia mucho dinero había gastado lo poco que conseguí en un trabajucho para llegar a este sitio.
-No me importaría comparlo, pero…- abrí la mochila que descansaba a mis pies metiendo la mano rebuscando entre los trastos ‘inútiles’ que llevaba encima, algo de dinero. Saque lo poco que tenia, una miseria.- Solo tengo esto… y algunos trastos.

El vampiro se llevó una gran decpeción con aquella chica. Habia pensado que seria hija de algun millonario y que no le costaria nada conseguir el libro aunque fuese usando sus encantos. Pero solo era una pobretona que, al parecer, no tenia ni para pasar dos semanas seguidas en la ciudad.

- Deberias buscarte un empleo.- le aconsejó intentando ocultar su claro desprecio ante la gente 'de clase baja'. El era bibliotecario por gusto, pues tenia un título de Conde y había sido Lord en la antigua Inglaterra hacia un siglo.- O si tienes alguna vieja reliquia véndela en el mercado negro. También te pueden dar una buena suma.- Sonrió con malicia para añadir.- A no ser que seas una pequeña carterista y con eso pretendas vivir aquí...

Miraba con impasibilidad a aquel 'hombre'.Suspire, mi querida búsqueda había dado un sonoro golpe contra una pared de hormigón, rompiéndome la nariz de paso. Sabía que costaría, pero donde conseguir un trabajo… para conseguir dinero rápidamente. Lo de robar no era mala idea, la dejaría entre las posibles, junto con vender algunas de mis pocas pertenencias…
- … esto puede que valga algo- saque un camafeo- Lo tengo desde que puedo recordar, lo malo es que tiene mi nombre grabado …- si, sufría amnesia desde haría dos años, eso era lo único que tenia al despertar.Aparte de Kin.

Sin esperar a que se lo dejase ver, el vampiro cogió la joya y se puso las gafas de vista que guardaba en el bolsillo de su chaleco para examinarla de cerca.

- Bueno, no se cuanto te darian...la verdad... En el mercado negro valoran mucho los objetos que tienen gran valor sentimental y si tiene tu nombre grabado es porque es único.- se lo devolvió.- En tal caso, buena suerte. Si consigues dinero con esto y puedes comprar el libro que tanto deseas, es posible que te haga una visita yo también con mi talón de cheques.- dejó caer. Estaba claro que aquel libro debía estar en su biblioteca y no en casa de ninguna chiquilla como aquella. Pero si iba a hacer negocios con ella, lo mejor era causar una buena imagen. Así que se quitó las gafas con una mano mientras estiraba la otra hacia la chica.- Por cierto, si no me equivoco no nos hemos presentado. Ruego que me disculpes. Soy Lawrence Lovegood.

Mire a sus ojos durante una fracción de segundo para luego fijarme en la mano, dude durante un par de segundos. Levante el brazo lentamente, aun dudando si hacía bien algo olía muy mal y no sabia que.
- Alicia Florence…- le estreche suavemente la mano con recelo.

- ¿Ahora desconfias de un pobre bibliotecario?- sonrió con malicia, mientras le estrechaba la mano. Como buen caballero, la retiró primero para que ella no tuviese que decidir cuando hacerlo.- Alicia, como la del cuento de Lewis Carroll.- se llevo una mano a la barbilla.- Me pregunto si serás tan curiosa como ella, pero te advierto de qie esto no es un simple sueño.

Al sonreir, dejó ver su colmillo. Normalmente siempre lo evitaba delante de las personas, pero le hacia gracia sacar a la chica de sus dudas.

-Je…y usted el Sombrero Loco? Tiene toda la planta para serlo.- sonreí, dudo que llegara a mas de medio minuto. Alicia eh? Quizás si era igual de curiosa, pero nada más. Suspire al ver lo que era, bueno daba igual ya hice un trato con un demonio que mas da ahora con un vampiro.
-Vamos al grano, quien, cuando y donde encontrare al tendero que me ‘venderá el libro’- Ya vale de conversaciones que no llevan a nada en concreto.

- Más bien el gato de Cheshire.- comentó divertido.- El que lo observa todo desde fuera, sin intervenir.

Le sorprendió la iniciativa de la chica. Sonrió.

- Llegando hacia el final del mercado, donde están los puestos más impresionantes. Verás una zona donde los colores violeta, verde y dorado son los protagonistas. Los olores de esos puestos te nublan la vista y el humo de los inciensos inpiden ver el pequeño puesto de tela negra y vieja de su lado. En ese pequeño puesto, donde no se para casi nadie, encontrarás el libro. Pero no le hables de mi al dueño. Me tiene bastante...mania.

- Muchísimas gracias.- gire sobre mis talones, para marcharme ya mismo a buscar el libro… pero antes apuntare las indicaciones, tiendo a perderme con facilidad.
-Espero encontrarlo sin ningún contratiempo, de nuevo muchísimas gracias señor Lovegood.

- No hay de qué. En cuanto lo encuentres y lo hayas disfrutado avísame y haremos negocios- contestó él cruzandose de brazos con su sonrisa distinguida de siempre.Hizo un ademán con la mano.- Y ya recojo yo todos estos libros que llevabas, no te preocupes.- añadió con ironía.

Y se dispuso a arreglar aquel desorden.

- Cada vez caeis en manos más extrañas, eh?- murmuró a sus preciados libros.