Edward Elric / Liebert

Nombre Completo: Edward Liebert (apellido de su madre... No conoce la identidad de su padre)... aunque se hace llamar Edward Elric, el nombre de uno de los monjes asesinados, al que quiso mucho.

Edad: Real, 17... Según muestra su documentación, 20.

Especie: Humano... aunque no fueron pocos los miembros de su familia materna que se dedicaron a la brujería...

Ocupación: De momento, desempleado.

Inclinación sexual: Homosexual / Uke

Características Físicas: De cabellos castaños, y largos, hasta pocos centímetros más arriba de la cintura (aunque mucho más cortos por delante), ojos de un color azul claro, piel tersa, delicada y algo pálida. Mide 1,71. De complexión delgada. Tiene grabada a fuego en la piel, en el hombro, en el omoplato derecho, el distintivo (dos siglas rodeadas de cadenas) con el que se le identifica como uno de los esclavos perteneciente o que hubiese pertenecido alguna vez a una de las compañías dedicadas al tráfico de esclavos más importantes de la región.

Características Psicológicas: Parece calmado y serio... pero puede llegar a ser tremendamente impulsivo... aunque es algo que siempre trata de controlar... Es sensual, perseverante, con carácter, pero también sensible, y amable y cariñoso cuando se le conoce bien...

Los monjes budistas con los que convivió le enseñaron la importancia de la meditación para un mayor control de su mente... para poder entrenarla... Y ha conseguido buenos resultados... Es capaz de mantener sus pensamientos alejados de toda intromisión en su mente... aunque, de momento, no es algo que domine a la perfección y si se excede le produce bastante desgaste...

Siempre lleva consigo una daga escondida en su pierna derecha... Nunca se sabe cuando la pueda necesitar... Y, en no pocas ocasiones, también lo veremos portando una pistola... o, incluso, una ballesta...

Gustos: Los libros, cocinar, contemplar por las noches el cielo estrellado... la libertad

Disgustos: No le agradan los vampiros ni los espacios cerrados...

Historia: Obligada a casarse con un hombre al que no amaba, por la asfixiante situación económica que estaba sufriendo su padre, nunca pensó hallar el amor... pero lo encontró... y fruto de esa relación adúltera nació Edward...

Aquella noche tenía la intención de huir con el hombre del cual estaba enamorada y su hijo recién nacido... pero su esposo Albert, un importante hombre de negocios que siempre estaba de viajes, y que llevaba ya casi un año ausente, llegó de improviso y, preso de la ira, al haberse enterado, por una tercera persona, de todo lo sucedido, de la infidelidad de su esposa y del nacimiento de aquel bastardo, mató a su bella mujer Adriana Liebert... Dudó que hacer con el bebé... pero, finalmente, decidió quedárselo... como esclavo... en un lugar en el que la esclavitud estaba a la orden del día...

Un mes después, aquel hombre contraía segundas nupcias con una mujer de salud quebradiza... pero esa mujer se apiadó de la criatura y durante los años siguientes lo protegió como pudo de su esposo, quien trataba de descargar sobre Edward todo el odio y resentimiento que ese hombre sentía hacia Adriana, obligándole incluso a vivir fuera de la casa, en una choza prácticamente derruida, mientras las condiciones de vida del resto de los esclavos resultaban ser algo más alentadoras...

... Y procuraba, en todo momento, inculcarle el odio hacia los vampiros... Albert, descendiente de cazadores de vampiros, y habiéndose dedicado él mismo a ello durante varios años, siempre los había odiado... pero ahora ese sentimiento era mucho más intenso, tras averiguar que el hombre con el que pretendía fugarse su primera esposa, el padre de Edward, se había convertido en uno de ellos...

Cuando Edward tenía poco más de doce años, y tras fallecer la mujer que tanto tiempo le había protegido, aquel hombre decidió, finalmente, deshacerse de él... Antes, le marcó él mismo la espalda con hierro candente... a la altura del omoplato... dos iniciales rodeadas de cadenas... para que siempre recordara lo que realmente era... un esclavo...

Con ese símbolo la Compañía de Ventas de Esclavos más importante y con más poder en todo el territorio marcaba a sus esclavos, para asegurar, en todo momento, una completa identificación de éstos... A esa compañía se había unido, hacía ya algún tiempo, Albert, como socio capitalista... y a esa compañía entregó a Edward, para ser vendido como esclavo...

Pronto recibieron una oferta sumamente tentadora de un hombre que reunía el único requisito que exigía Albert para vender a Edward: que aquel que lo comprase fuese para el esclavo el mismo demonio.

Sin embargo, antes de que los compañeros de aquel hombre lo entregasen al comprador, Edward huyó, vagando por las calles durante varios meses... alimentándose de pequeños hurtos... de pequeños trabajos... de hurgar en la basura... para lograr salir adelante... temiendo ser capturado en cualquier momento... hasta que unos monjes budistas lo encontraron en la calle, herido, tras un fallido intento de robo...

Aquellos monjes lo condujeron hasta su templo, lo curaron y le enseñaron a leer y a escribir... le inculcaron conocimientos, pero sobre todo incentivaron sus ansias por aprender... a sabiendas de que era un esclavo fugitivo...

Tres años duró esa paz... hasta que una noche unos vampiros sedientos de sangre atacaron el templo... asesinando a los pocos monjes que lo habitaban... a todos excepto a dos, que lograron escapar de sus garras... y excepto a él mismo... a quien uno de ellos le había perdonado la vida en el último momento... <<Regresemos a Isten Darah>>, fueron las últimas palabras de aquel vampiro.

... Y hacia ese lugar marcharía... Isten Darah... un lugar plagado de vampiros... pero no, no iría como Edward Liebert... sino como...

Elric... Edward Elric... 20 años... familia de clase media... un excelente expediente académico... y documentación e informes que acreditaban su nueva identidad...


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