A la Deriva

No sabía que hacía ahí, quizá era el aburrimiento, la flojera, las ganas de salir o de conocer, no podía precisarlo, lo cierto es que Eidrien y ella ya llegaban cerca de las dos semanas en el lugar y a la cazadora no le había dado tiempo de salir a conocer nada, bien sea porque su peliplata amigo la plantaba o por la falta de ganas y es que el vampi se la había vivido encerrado y ella de vez en cuando iba a ayudarlo, pero si no, estaba sola en el departamento que había rentado; estaba cansada, quería salir y hacer algo, le costaba mucho estarse quieta y esos días le había tocado, aún así un par de días atrás, escuchó de un río cuya agua era de un color carmín que asemejaba a la sangre y guiada por la curiosidad, la aventura y las ganas de salir de las cuatro paredes en la que se había confinado fué a echarle un vistazo.


El día estaba frío, como tanto le gustaba, la brisa fresca le agitaba los castaños cabellos y las hojas caídas del piso, en se momento lamentó no haberse traído un pantalón largo pues llevaba una corta bermuda beige que le llegaba poco antes de las rodillas y una camisa blanca larga , que cubría casi por completo el "short", sin mangas y un poco abierta, solo abotonada en el centro y debajo de este un suéter de cuello alto también sin magas color rosa pálido que le hacía un lindo juego con su cabello, recorrió el lugar maravillándose con lo hermoso de este, tocando la corteza de los árboles y alzando sus cristalinas orbes al cielo, sorprendida de cuan altos podrían ser estos, así llego al borde del río y le pareció precioso, se sentó en una roca cercana a orillas de este con las piernas un tanto abiertas y apoyando los codos en sus rodillas, resoplando hasta hacer que un largo mechón que le caía sobre la cara se elevara para apartarlo y así se quedó un rato, como meditando, perdida en sus pensamientos...

De pronto justo en el centro del río, posada sobre una piedra, apareció una hermosa loba, de cabellos albinos y ojos amarillentos, desentonando por completo, ante el tono carmín del agua…

Observo a la muchacha de pelo rosado, ladeando un poco la cabeza, como si analizara sus gestos, sus movimientos, captando su aroma y esencia, a la espera de retener suficiente información para reconocerla en otro instante…

La loba aúllo de pronto…y un griterío de rugidos, tanto de animales como bestias corearon a tono del suyo…

Sus sentidos de cazadora se alertaron al sentir la repentina presencia de alguien o algo cercano, se levantó de un salto para alzar la mirada y encontrarse con los amarillentos ojos de un precioso lobo que se hayaba sentado a unos cuantos metros de ella y aunque no pudo evitar que la algarabía la sobresaltara un poco, rió para sí, verdaderamete era un animal precioso, provocaba perderse en sus profundos ojos y la manera en como su piel contrastaba tan antagonicamente con el paisaje era maravilloso, se preguntaba si podría acercarse.

Diós unos cuantos pasos hacia adelante, lentamente y no demasiados, a la espera, sin apartar sus cristainas orbes de las del animal como pidiendo permiso para continuar, se acercó un poco más y allí se quedó, esperando, si el lobo se acercaba o se alejaba, dependiendo de su reacción ella continuaría...

La loba no hizo ni gesto, ni un solo movimiento se percato en su preciosa figura, quedándose por completo quieta, hasta que la humana quedo a escasos centímetros de ella…en ese momento el animal desapareció o mejor dicho, se movió demasiado rápido…por que en apenas un parpadeo de la guerrera, estaba justo en la orilla donde esta había iniciado su acercamiento, mirándola del mismo modo, como analizando sus gestos, su persona en si...dando la verdadera sensación, de que no era precisamente un animal corriente…