Juegos (Privado)

En el bosque, frondoso y vivo espesor, reinaba la oscuridad. Había anochecido tarde pues era verano y los días se alargaban más de lo que a Kratos le gustaría. Un suave viento ululaba susurrando a través de las copas de los árboles y acariciaba los rostros de dos amigos que se habían sentado en un claro solitario.

Como única luz el ondear de una vela y el haz tímido de la luna.

-¿Qué te hace pensar que esta sandez va a surtir algun efecto? ¡Eres un vampiro pero a tu condición no la acompaña tu cerebro!
-¡Cállate Hostia! esto me lo han explicado en la taverna a la que voy ahora ¡No fallará nunca Kratos!
-¡Te aclamo! Las ideas surgidas entre cervezas y mentes poco lucidas serán a partir de este momento aquellas que guíen mi sino...-Kratos sacudió la cabeza, imprimiendo a sus palabras todo el sacarsmo que encontró- sobretodo con este...personaje acompañándonos...

El demonio contempló con cierto desprecio al hombrecillo que había venido con ellos. Según él era un chamán y según Edward, el vampiro, debía estar presente pues mediante tu magia lograría convertir su deseo en realidad.

-Oiga usté señor diablo...que yo pueo ser de clase baja y no tené muxa curtura pero...fíjese usté que de magia...uyyyy de eso entiendo yo un porrón. Figúrese usté que ya mi santa madre, que en paz descanse..
-Sí sí...cierra la boca o yo te la cerraré con métodos poco lícitos ¡¿Entiende eso tu sesera, botarate?!
-Lo que usté diga señor diablo..
-Bien.

El chamán carraspeó y con todo su miedo se dedicó a observar la tierra mientras el vampiro terminaba de enterrar todos los bártulos que había reunido para hacer posible el sortilegio.

El bosque y la noche siempre habían sido sus aliados. Cada día era más veloz, cada noche más intrépido. La caía de la oscuridad le dotaba de una rapidez física y mental realmente impresionante y en si estaba de mejor humor. El joven Baladaur, provisto de sus habituales enseres de batalla, aunque no estuviera en guerra, surcaba el aire velozmente sin ser visto, corriendo por las copas de los árboles y encaramándose a las ramas con la facilidad de un lagarto escurridizo y tramposo. Era como una sombra huyendo del propio viento.

Se detuvo un instante. Apostado sobre una fuerte rama se sujetó a ella observando con sus ojos vivarachos y siempre infantiles, alerta sin embargo, el fondo del bosque. Allí había escuchado algunas voces familiares. Sonrió con picardía desenvainando la espada, un florete fino y ligero perfecto para un ataque rápido y sorpresivo, aunque no atacó, tan sólo se mantuvo a lerta.
Con expresión divertida se convirtió en invisible subido a aquel árbol, observando qué se traían entre manos aquella gente. Ya conocía de sobra la capacidad de Kratos para llevar a cabo inventos nuevos. Le encantaban los esperimentos, creía, y a Bal le encantaban las tentativas frustrantes de sus compañeros.

Edward palmeó la tierra oscura un par de veces, cerciorándose de que todos los objetos estaban bien enterrados. Suspiró durante unos segundos con los ojos cerrados y al finalizar contempló a Kratos y al chamán y como si aquél fuera el más solemne de los ritos declaró con voz clara y serena:

-Tal y como me dijeron aquí he enterrado todo. A saber es esto...un mechón de pelo, un lazo rojo, una uña de gato, una foto, una hoja de menta y un frasco con sangre de mis venas...-el vampiro se frotó los ojos humedecidos- ¡Ha de funcionar chamán! ¡Debo encontrar el amor!!
-¡Usté lo hará! ¡fíese de mí!
-¡¿Por qué estoy yo aquí ensuciando mis ropajes con esta estulticia?! ¿Cómo vas a encontrar el amor, cabeza hueca, con esta tontería?
-Pues pues pues....¡pues en el bar lo han dicho! y tú..y tú qué...¿eh?..tú has accedido a venir eh, yo no te he obligado, Kratos...Hombre ya...
-Porque me hastiaba en casa...no por otro motivo...vampiro...Estas cosas a mí no me interesan...pss...sandeces...
-¡Callarse los dos! es er momento...

El chamán colocó ambas manos sobre la tierra tierna y removida y cerró los ojos. Pareció concentrarse pues su cuerpo se quedó rígido como un armatoste de hierro e inerte como un cadáver. Permaneció así durante algunos minutos mientras Kratos y Edward lo contemplaban sin mediar palabra.

-Oye Kratos...no se mueve el viejo éste..¿Y si la ha palmao?...¡Hostias! que planazo..
-¿Eres imbécil?...¿Como se va a morir de repente?
-Pues...en el bar yo...-Edward no terminó de hablar pues en ese momento el chamán cayó al suelo de pronto, inmóvil- ¡Coño!..¿Lo ves? que que...¡que se ha muerto!
-Interesante...

El demonio y el vampiro se levantaron del suelo y Kratos balanceó con el pie el cuerpo del chamán. Realmente no movía ni un músculo y la expresión de su rostro permanecía inmutable. Edward caminaba en círculos alrededor de ellos, balbuceando sin sentidos y posibles resoluciones para aquel, para él, enorme problema.

-Es que Kratos tío..en el bar ¡Lo conocen! Saben que yo me lo llevé...¡Creerán que lo he matado yo!...Dios, Dios, Dios...que problema...
-Cálmate, me temo que...no vamos a tener diversión esta noche...Éste.....sujeto...todavía respira.
-¡Ah?...Ay Dios, que descanso...

El chamán abrió los ojos en aquel momento, de súbito y se puso en pie como si nada hubiera pasado. Se frotó los ojos, bostezó, estiró los músculos y se rascó el trasero y la entrepierna.

-¡Ai va Dios! ¡si me dormío! ¿Me caío, no?...es que, verán ustedes, este rito me consume muxa energía y me pasa que..
-¡Bueno ya está bien! ¡Me voy, no soporto más esto! -Kratos dio media vuelta pero el vampiro le agarró por el brazo y le suplicó que le ayudara hasta el final.
-No Kratos tío..tienes que ayudarme. Es que mira tío..ahora se han de recitar las palabas...que si no...¡no funciona! y tenemos que ser los tres porque lo hemos visto...Kratos, amigo..hazlo por el amor...¡Por el amor!
-¡Qué no! Déjame, deseo beber ahora.
-Ah vale...no me ayudes...pero..vale, vale....vete, vete Kratos, yo voy a llamar a Bal en este instante para contarle quién...quién se comió aquella tarta tan buena que compró y te dijo que no tocaras...-sacó el teléfono móvil del bolsillo pensando en si realmente Baladaur tendría un aparato de esos.
-¿Ah sí?...de modo que piensas traicionarme, bueno...adelante..llama a Bal al número inexistente de móvil que no tienes...
-Mierda...¡Iré a tu casa, lo buscaré en el cementerio o debajo de las piedras y se lo contaré todo! se decepcionará de ti y descubriá que le has mentido.

El demonio bufó y meditó durante algunos segundos. Al fin resolvió quedarse alegando que lo hacía solamente porque estaba aburrido, no por otro asunto.

Los árboles siguieron susurrando entre ellos, removidos por el suave viento veraniego que soplaba fresco al hogar de la luz de la luna. Como una sombra, quizás como un alma, sin hacer el menor ruido en sus movimientos igual que el más estratégico asesino, sin dejar huella, la fina espada plateada de Baladaur brilló en el aire un momento, posado su mortífero filo en el cuello blanquecino del demonio, rozándolo con sutilidad mientras el muchacho se descolgaba elegantemente de aquellas ramas por detrás de Kratos.

-Qué curioso hallazgo el mío de esta noche...-comentó el joven con una sonrisa despierta y divertida, y los ojos irisados brillantes-. ¿Habéis decidido volver a provar suerte con uno de esos cachibaches inservibles? Yo podría venderos utensilios de dudosa naturaleza mucho más efectivos...-se burló el muchacho de forma sinuosa, saliendo de detrás de Kratos mientras la espada seguía en su cuello. Después miró al vampiro sin variar su expresión, observando más de cerca toda aquella escena.

-Mi tartita.....-Bal negó con la cabeza chasqueando la lengua, evitando mirar a Kratos en aquel momento, apartando el filo de su cuello para envainar lentamente-. Pero no te emociones, murciélago-le dijo al amigo del demonio alzando una ceja-. Tu eres una decepción constante-alzó un dedo y señaló al hombre-. ¿Qué mercadillo tienes montado hoy?

Cuando el viento le trajo el aroma de Bal envuelto en su lomo era ya demasiado tarde pues el filo de su espada estaba ya posado en su cuello. Pensó para sí mismo cuánto tiempo debía llevar aquel chico husmeando en sus asuntos y maldijo todo lo existente por no haber sabido captar antes su olor y haber estado prevenido para evitar aquella humillación.

El demonio no se movió, tampoco su cuerpo se sobresaltó ni su voz tembló cuando, sebiéndose libre, declaró con cierta indiferencia:

-Será que nuestra convivencia no ha sido de lo más placentera Baladaur. Ni una queja puedes tener de mí porque el docoro contigo no he perdido ni una sola vez aunque hubiera podido...-Kratos recuperó su tono altivo y señaló a Edward- Además, este vampiro tiene el seso atrofiado...miente más que habla...
-¿Yo? ¡Serás capullo, cerdo cabrón! ¡Diablo, maldito diablo! Ahora tenéis que ayudarme...Bal tu también ¡Por el amor!
-Mira zagal -el chamán se acercó a Bal, le agarró por el brazo y le señaló el lugar con la arena removida- Eso ná de mercadillo. Magia de la buena eh chiquillo. Mira esto es un rituá para que aquí ese hombre pueda llevarse al huerto a una no se qué...

El muchacho rio para sí al asistir a aquella conversación, sin percatarse de que aquel viejo se acercaba a él.

Bal puso cara de interrogante cuando el hombre lo remolcó del brazo hasta el centro de aquel ritual, mirando a Kratos como si pidiera auxilio sin demasiado interés en realidad para después observar todos aquellos objetos. Él coleccionaba cosas, cualquier cosa, y todas tenían un algo especial que las hacía brillar por muy vanales que fueran. Allí no veía nada de valor, o al menos nada parecía llamarle especialmente la atención. De ser así se habría hecho con el objeto en cuestión en las propias narices del viejo sin que ninguno de los tres se diera cuenta...

-¿Quieres ayudar a ese elemento a ligarse a una chica? Pues aconséjale acercarse a una sin estar beodo, que le hable con la amabilidad que precisa una mujer y que no la espante con otro de sus inventos revolucionarios....-comentó el muchacho alzando una ceja y metiendo las manos en los bolsillos, mirando al vampiro un momento. Aquel cuadro era indescriptible. Volvió a sonreír de nuevo con las cejas alzadas y miró al demonio-. ¿Puedo unirme? Quizás sea divertido ver como os explota una de esas cosas en la cara...

El vampiro se acercó a Bal y como un alma en pena le pasó el brazo por los hombros. Decaído y abatido se recostó en el chico y le habló en susurros.

-Bal, deja que tu hombro recoja mis lágrimas porque en Kratos no puedo...sabes como se pone ¿verdad?..tan rudo, tan...desconsiderado...-Edward se frotó la nariz contra la ropa del chico y continuó- mira amigo...es que tú no sabes como es esa mujer. Es es...¡Inalcanzable!...¿Sabes?...ya lo intenté estando sobrio, le compré regalos...baratos claro...y y...¡le hice una declaración de amor increíble que escribí en el bar! pero aún así...sólo quiere estar con tipos como el diablo este pero no me quiere confesar su secreto...
-Por supuesto. Irá a mi tumba conmigo...-Kratos se acercó a ellos y apartó al vampiro del muchacho- Bal, amigo mío...Eres tan querido por mí que...¡Qué demonios!...¡Quédate! Yo te doy permiso y casi mi corazón se emociona de júbilo al contemplar que alma tan bondadosa mora en tu pecho. Vosotros tres....recitad y yo..os velaré desde aquí en silencio, siendo condescendiente...

El demonio se apartó de ellos y quedó bajo el amparo de uno de los árboles cercanos.

-Este tío quiere escaquearse pero bueno...-el vampiro agarró a Bal del brazo y lo contempló a los ojos- ¡vamos, es la hora! ¡Debes recitar las palabras! ¡Chamán procede!
-¡A mandar! ¿Este zagal está conforme?

Bal vivió toda aquella escena como si en realidad no fuera con él. No concevía la idea de una mujer imposible. Quizás para el vampiro si... pero eso era otro tema a tratar.

-Quizás... deberías practicar con alguien que te quiera bien tus tácticas de seducción y perfeccionarlas...-comentó el chico apoyando un dedo en el brazo del vampiro, alejándolo de él con un suave empujón cuando se le acercó por segunda vez-. ¿Te parece correcto amarrarla con embrujos? Quizás deberías bajar un poco el listón...

Bal suspiró con aquella leve sonrisa en los labios y apoyó las manos en la cintura. Después de aquello no tenía más remedio que colaborar, había que entretenerse con lo que fuera. Giró el rostro un momento, mirando al demonio que se había separado de ellos. Los apestados, parecía anunciar desde su rincón oscuro, me separo de los frikis. Sonrió a penas, encontrándose durante unos segundos con los ojos azules del demonio y sobrecogiéndose por ellos y apartando nuevamente la vista. A pesar de haber crecido, física y mentalmente, de haber aprendido muchas cosas en aquellos años que le conocía, seguía admirándole en secreto, y adoraba su presencia aunque no lo dijera.

-Pero si os vais a poner a llorar no os preocupes que yo os ayudo...-anunció con decisión sentándose en el suelo, cruzando las piernas y mirándoles con una ceja en alto-. Pero no esperéis que vaya a cantar o algo así. Tengo sentimientos, ¿sabes?

Edward se sentó junto a Bal, imitando su postura a la vez que lo observaba fijamenente tratando de comunicarle mentalmente que cómo podía bajar el listón si estaba enamorado como un bobo. Había bebido bastante aquella noche de estío así que cuando creyó que sus palabras invisibles habían alcanzado la mente de Bal asintió con solemnidad, le agarró de la mano y le susurró "gracias"

El chamán balbució algo inaudible y de su bolsillo sacó una pequeña bolsa marrón, hundió la mano en su interior, sacó el puño cerrado y esparció una polvareda blanquecina sobre la tierra que custodiaba todos los objetos que habrían de lograr el milagro.

-Ahora debemó recitar las palabras de magia...Tos a la vé...¡Comenzamos! Eshortos, pufurus amiticus...
-Eshortos, pufurus amiticus..-repitió el vampiro con seriedad y le susurró a Bal por lo bajo- Ahora tú...pero con el corazón eh....
-¡Un momento!...-Kratos se acercó al círculo, deteniendo aquella tontería- esperad un segundo. Qué impacientes señor....-carraspeó y como si fuese algún tipo de sacrificio enorme tomó asiento al otro lado de Bal- he decido que voy a ayudaros con mis inestimables palabras. ¿Cómo pensáis hacerlo sin mí eh?...Sobretodo tú vampiro. Estás borracho y yo....tal vez deambulo por ese camino también ya que esta resolución que he tomado es tan extraña. Os acompañaré pues solos no triunfaréis...
-¡Amigo! Cuando bebes....¡me gustas más! te besaría pero...mi corazón pertenece a una mujer....
-Ah...qué pena...

El demonio contempló a Bal por el rabillo del ojo y después a su amigo. Después de todo aquel vampiro, sus amigos en ciudad y ahora aquel chico que a pesar de haber crecido seguía conservando aquella mirada infantil y viva, era lo más parecido a una familia que tenía. Ciertamente aquello era algo que no deseaba perder y los momentos que había pasado con ellos, extraños y absurdos muchos de ellos eran algo que podía recordar al pasar los años con una sonrisa.

-Cómo... ¿estáis todos borrachos?-preguntó alarmado el muchacho mirándoles arqueando una ceja-. Tenía que haber hecho lo mismo....

Bal fijó un momento la vista en todo aquel altar que habían montado, y después las siguientes acciones de aquel supuesto chamán. No decía que fuera imposible, aunque era cierto que si funcionaba mínimamente se sorprendería, lo que resultaba fascinante era tratar de comprender que los tratos y experimentos llevados a cabo por aquel grupo pudieran tener algo de serio alguna vez.

-Porque... estoy empzando a sentir algo...-Bal arrugó levemente la frente-. ¿Sentido del ridículo quizás? Venga, adivino de pega, empieza de una vez antes de que arrepienta,

El muchacho volvió a sonreír, llevándose una mano a los largos cabellos negros y apartándolos hacia atrás para despejarse la vista y estar más atento. Quizás hasta podría aprender algo.

-Te dejas arrastrar por las fuerzas oscuras con demasiada facilidad...-le susurró a Kratos acercándose levemente hacia él, refiriéndose a aquellos amigos extraños de los que solía rodearse. Sonrió jovialmente, haciendo que sus ojos se achinasen, brillosos como siempre, y aprovechó la situación de que el vampiro le había tomado una mano para coger también la de Kratos, poniendo la excusa de una idea inminente de círculo de fuerza irrompible, tirando con el gesto un poco del demonio y dejando las manos de ambos sobre su regazo.
Su vida se había restringido siempre a la soledad y el silencio, ante todo su libertad como alma enturbiada y naturaleza violenta en ocasiones, y sin embargo ya le resultaba complicado concevir un día, tan sólo uno, sin haber visto a aquel hombre aunque fuera un momento después de haberse ausentado durante horas para ir a pasear solo por el cementerio. Resultaba complicado para un alma solitaria como la suya expresar lo mucho que le imponía e importaba su presencia, más aún cuando trataba de decírselo sin palabras. Pero al menos Kratos seguía estando allí, y era suficiente para tener una excusa y volver a su casa cada noche.

A Kratos le sorprendió aquel proceder de Bal. Le había agarrado la mano y después colocado ambas en su regazo. Fue algo que le agradó y a lo que correspondió apretando levemente la mano del chico y asintiendo complacido con la cabeza. Puesto que su semblante era, como acostumbraba, ambiguo, nadía podría decir si aquella satisfacción era por el mero gesto de aferrar su mano o por la idea extraña del círculo de fuerza.

-Baladaur. Recuerda algo -el demonio lo observaba con sus profundos ojos azules. Solemne- Debes recordar que desde hace cinco años yo te doy cobijo, te alimento y te regalo mi impagable compañía...Amigo, como eres querido por mí...debes vigilar...-se acercó un poco más a él y bajó la voz, como si estuviera confesándole algún secreto- esta noche yo...he bebido más de lo que querría de modo que debes pararme si...en medio de esta majadería...hago algo...humillante para mí. últimamente mi corazón...late de forma extraña y temo que me deje arrastrar como bien has dicho por las fuerzas oscuras...-finalizado su discurso murmuró un "muy amable", volvió a asentir dando por sentado que Bal haría lo que le estaba pidiendo y prestó antención al vampiro pues le estaba llamando con demasiada insistencia.
-Vamos Kratos es tu turno ahora, debes recitar las palabras del chamán ¡Venga! ¡El momento de tener a esa mujer entre mis brazos..es inminente!
-Edward, querido amigo...De mis labios jamás podrían salir palabras tan deshonrosas e irrisorias. No, mi estimado vampiro...De otra cosa yo me ocuparé ¿Confías en mi poder como diablo? No espero respuesta pues ya la sé...Entonces, vosotros tres recitad que yo mentalmente y con mi inagotable benevolencia y buenas artes contribuiré al milagro...
-¡Hostias Kratos! Vale tío. Siempre me convences con tus palabras que a veces no entiendo pero vale. Como tú digas.

La trémula luz de la vela ondeaba venciendo a la oscuridad y aunque el viento la acariciaba con su aliento fresco no era capaz de debilitar esa tímida luminosidad. El chamán comentó que la idea del círculo de fuerza era "mu buena y mu de pensar bien", así que decidió participar agarrando la mano del vampiro y yendo directamente a buscar la mano de Kratos. El demonio miró aquel despropósito horrorizado y exclamó:

-¡Baladaur! ¡Su intención es tocarme! ¡No puedes permitir semejante desatino! ¡Sé que me tienes afecto así que detén este atropello!...-contempló al chico durante unos instantes y después de meditar llegó él mismo a la solución- Es tiempo de cambiar de sitio querido mío. Levanta ahora e intercámbiate conmigo.

Bal se había tirado allí ya un buen rato y todavía no habían comenzado a hacer ningún tipo de ritual, de modo que, mientras observaba todo lo que se movía a su alrededor, recapacitó sobre qué clase de embrujos eran aquellos.

-Oye viejo...-dijo el muchacho levantándose, dirigiéndose al chamán-. ¿Qué clase de brujo que se precie pasa por alto detalles tan importantes? ¿O es que estás improvisando sobre la marcha?-Bal rio nuevamente y se sentó en el lugar de Kratos, observando al hombre que tenía al lado y acercándose a él con gesto preocupado-. Disculpa a mi amigo, pero... es bastante escrupuloso para ciertas cosas. No suele acercarse a nada que no haya pasado previamente por la ducha...- dijo para después posar una mano en el hombro del demonio-. Y tu no te preocupes, que si noto que tu integridad demoníaca se ve en peligro te daré un golpe para que entres en razón...-rió por lo bajo.

Baladaur alzó una ceja y volvió a tratar de concentrarse en aquel juego que, a su parecer, nada bueno podía salir de él. Cada vez las posibilidades de que el chamán dijese o tocase algo que los hiciera saltar a los cuatro por los aires eran más llamativas.

-Vamos, por el fracaso absoluto del murciélago con las mujeres. Que empiece el shou...

Kratos suspiró aliviado al ver que no tendría que tocar la mano de aquel nigromante de pacotilla y le susurró a Bal unas palabras de agradecimiento, añadió también que por el favor otorgado podía pedirle alguna cosa que deseara.

El chamán se rascó la nuca y en su defensa alegó "Zagal, que yo zoy mu buen hechicero eh, en el bar tos lo saben eh...pero tambié soy corto de entendederas...". Aquellas fueron sus últimas palabras antes de agarrar la mano de Bal para hacer realidad aquel conjuro. Después de un suspiro que pareció consumir su propio aliento volvió a recitar la frase absurda y extraña que haría que Edward pudiera finalmente conquistar a su mujer.

Cuando hubo terminado e incitado a los demás a hacer lo mismo, nada ocurrió. Pero él dijo que el milagro estaba hecho, que como era el mejor chamán de la ciudad sin duda habría surtido efecto. Al vampiro se le iluminó el rostro y tardó apenas unos segundos en sacar su teléfono movil.

-Kratos, toma -le lanzó el aparato al demonio y éste lo cogió al vuelo.
-¿Qué hago con esto, zoquete?
-Llámala ¡Claro! ¿No lo entendéis, gente?....Para comprobar si ha sido cierto todo esto...el diablo este debe llamarla y decirle que quiere pasar la noche con ella, como siempre aceptaba....si ahora se niega...¡es que será mía!
Edward se levantó de un salto como impelido por alguna fuerza extraña y se acercó a Kratos, sentandose de rodillas frente a él.
-Llámala, tío. Por favor...
-Está bien....Voy a hacerlo, sólo para demostrarte que toda esta bufonería ha sido una pérdida de tiempo...-el demonio marcó el número de la mujer y espero hasta que respondieron al otro lado del auricular- ¿Rei? Buenas noches ¿Cómo va?...ah, entiendo. Sí...vaya, tan procaz como siempre...jajaja...has acertado, sí...esta noche ¿podríamos...?...-Kratos guardó silencio pues Rei completaba esa frase al otro lado añadiendo algunas cosas más-...¿Disculpa?...¿No puedes?...¿Cómo es eso? Tú siempre has podido pasar una noche conmigo...Ah...ya veo...En fin, qué le vamos a hacer. Sí, no te preocupes...eso haré. Cuidate.

El demonio colgó y durante unos segundos permaneció en silencio observando a su amigo que, impaciente, se retorcía las manos sin cesar. Kratos no pudo evitar pensar en la única certeza de todo aquello, alguien al que tenía afecto sentía realmente amor hacia otra persona y aunque pudiera parecer extraño a ojos ajenos ese vampiro tenía buenos sentimientos que no habían logrado ser corrompidos por su compañía de diablo.

-Me ha rechazado...A mí. A Kratos...Resulta incomprensible pero...cierto es. Ahh....esta noche, bajo este manto de estrellas custodiándome...no tendré a nadie entre mis brazos...semejante delirio...
-¡¡¡¿QUÉ?!!!! -Edward le interrumpió de súbito, saltando de su improvisado asiento, incrédulo- Im..im...imposible...¡Imposible!..Rei..a ti..nunca....rechazar...a ti...
-¿Puedes no repetirlo hasta la saciedad?..es algo...deshonroso para mí este momento...
-Hostias sí, perdona tío..es que...yo estoy tan acostumbrado al rechazo que...pensé que tú...Lo siento tío. Pero a ver, exactamente...¿Qué te ha dicho?...
-Ha mencionado algo de....buscar el amor...de repente un semblante había acudido a su mente y con certeza había sabido que era el alma que necesitaba para completar la suya...-Kratos se frotó la barbilla y frunció el ceño, como si recordar las palabras exactas fuera ardua tarea- vampiro, ha dicho ¡Vampiro!...Un bueno para nada como tú ¡Un haragán!...¡¿Qué enajenación domina a esa mujer?!
-¡Ha sido el conjuro! ¡Ha funcionado, carajo!
-¿Ya lo ve usté...? ¿Yo se lo dije...? -el chamán aprovechó la situación para entrometerse en la charla, alzando el dedo y volviendo a callarse después.
-Entonces...¡Debo ir a su encuentro! ¿Verdad? ¡Me estará esperando!..Ahhh......soy feliz...amigos míos...Gracias ¡Adiós!
-Espera...-Kratos se levantó con rapidez y detuvo al vampiro antes de que se marchara-....Inepto, recuerda una cosa.
-¿Qué? Joder tío..que Rei me espera...Venga suéltalo ya..va tío, si estás triste ya te consuelo mañana eh..pero ahora..me tengo que ir...
-Taiyaki.
-¿Ehhh...?
-Tengo entendido que a Rei...le gusta...Eso he oído por ahí...
-Pero si eso en esta ciudad es muy difícil de conseguir...¿Le gustará?...Pues, pues, pues...¡entonces lo buscaré donde sea! Venga Kratos no vayas a llorar ¿¿eh?? ¡Adiós!

El vampiro desapareció en un suspiro, su presencia se desvaneció en el aire llevándose consigo su júbilo, su esperanza y su algarabía. El silencio de pronto lo invadió todo pero Kratos, envuelto en toda aquella oscuridad y tranquilidad, sonreía. En su charla con el vampiro había obviado el hecho de que, en realidad, toda aquella chamanería no había funcionado. En realidad Rei tenía visita en su casa y lo había citado para más entrada la noche sin embargo él no acudiría mas tenía la certeza de que el milagro se produciría pues una vez Rei le había confesado que el único ser que conquistaría su corazón sería aquel que le trajera Taiyaki sin que ella se lo pidiera, sólo aquel que la conociera de verdad podría lograr algo así y así sabría que sería capaz de cuidarla para toda la eternidad.

-¡Qué sorpresiva casualidad! -exclamó Kratos dándose la vuelta para mirar a Bal y al chamán- ha resutado que estas malas artes tenían su razón de ser...¡Diablos!
-¡Ya se lo dije yo a usté señor demonio!

Bal asistió impresionado a toda aquella escena.

-Vivir para ver...-murmuró levantándose del suelo y apoyando las manos en la cadera-. Y sin embargo no sé por qué me sigue pareciendo que algo no ha funcionado...-se acercó sigilosamente a Kratos, evitando que el otro hombre pudiera entrometerse en la conversación y afiló la vista sobre el demonio, agarrándole por la manga-. ¿Seguro que no has utilizado tu ninguna de tus tretas? Tengo la sensación de que podías haberle ayudado tu desde un principio con una sóla idea para darle que montando todo este espectáculo nocturno....

El muchacho enderezó la espalda, mirándole acusador, investigando en el asesinato.

-O es que quizás no te interesaba... ¿En serio te duele tanto que te haya dicho que no?-el muchacho se estiró finalmente y recogió una de sus bolsas, que se había quedado en el suelo después de estar sentado-. Dos hombres enamorados de la misma mujer... Qué duelo de titanes más absurdo...

Bal se rascó la cabeza y trató de evitar pensar en el tema, dirigiéndose al chamán.

-¿Tu vas a recoger todo este chiringuito e irte a tu casa o vas a seguir rondando por aquí haciendo ritos satánicos? Hay licántropos rondando por aquí... Yo puedo hacerte de guardían, pero cobro por horas...

-¿Licantrope qué?..¿Eso que é lo é?..-el chamán se apresuró a responder y levantándose del suelo con suma rapidez repuso que se marchaba ahora mismo- ah...ustedes....eso de ahí, no lo meneen eh...que si no...no se cumple el asunto. Ya se me entiende ¿no?...Tie que darle de comer al marrano ese vampiro...Ale, ¡con Dios!

El hombrecillo desapareció entre la oscuridad, internándose en el bosque y quedaron solos Bal, Kratos y la llama ondeante de la vela. El demonio observó con fijeza al chico, por lo visto lo conocía bien...y era sagaz como para poner en duda su actos. Andaba acertado si embargo.

-¿Tretas?...¿Mi humilde persona?...¿Cómo se te ocurre? -rió con despreocupación- Pasar el tiempo con ese vampiro siempre resulta siendo...extrañamente divertido, dudaba de él pero ha sido capaz de hacer esto que a todas luces es algo hmillante. Por otro lado...¿A todo tú lo llamas amor? Esa mujer tan sólo calentaba mi lecho y llenaba de placer mis noches, no más. Sed saciada. Comprendes ¿Verdad? -Kratos le palmeó la espalda- Me viene ahora a la cabeza...¿Qué hacías rondando por aquí e interrumpiendo esta reunión privada?

¿Calentar el lecho y nada más? Baladaur había estado rondando muchos días al cabo de aquellos años por la casa del demonio. Sabía que cuando llegaban aquel tipo de visitas, aquellas mujeres hermosas y deseables que no estaban al alcance de cualquiera porque ellas mismas mantenían un listón muy alto que saciaban con Kratos, había que desaparecer.
Nunva le había agradado tener que perderse durante una noche entera, a veces tan sólo unas horas, o simplemente no aparecer por casa cuando aquello ocurría. No sabía en realidad qué era lo que le molestaba. Pero nunca saludaba a aquellas mujeres cuando se cruzaba con ellas, él tomando persimo para aparecer de nuevo y ellas lléndose después de su agradable cometido.

-Yo no he irrumpido nada, me he cruzado con vosotros sin más...-aclaró el chico mientras se ajustaba los cintos y todo lo que llevaba colgando de ellos con mayor fijeza, incluída la vaina de aquel florete.

Ahora Bal era un hombre joven, no un niño. Había crecido lo suficiente como para no tener que doblar el cuello al hablar con Kratos, y sus rasgos físicos, aunque seguían siendo finos y delicados, se habían endurecido ligeramente con la madurez. Era quizás como un elfo guerrero, alto y delgado, águil, con una cabellera larga, negra y lisa. Era altivo y orgulloso como ellos, aunque no llegaba a los límites de los que alardeaba el demonio. Bal era comedido y discreto. Lo que no había aprendido con el tiempo en cambio había sido a expresarse como debiera, hablar de sus pensamientos era algo que no se le daba bien, y quizás era porque en realidad no quería hacerlo. Sólo lo dejaba pasar y hablaba de otro tema.

-¿Podemos irnos a casa? Estoy cansado de trotar todo el día...-dijo finalmente volviéndose hacia él, pasándose el dorso de la mano por la frente.

-Vámonos pues. Los planes para mi noche han llegado a su fin y qué poco satisfactorios...

Kratos se inclinó sobre la vela lo suficiente hasta poder extinguir su llama de un soplido. Toda la oscuridad cayó entonces sobre ellos y tan sólo la luz de la luna iluminaba tímidamente aquel claro escondido y aquel bosque inhóspito. El demonio, que entre tanta negrura se guiaba a duras penas echó a andar sintiendo la fresca brisa de verano acariciarle el rostro.

-¿Sabes algo?...Hace mucho, mucho tiempo...en noches de estío como esta misma yo era capaz de disfrutar y realmente podía...sonreir. Ah...recuerdos, instantes desempolvados que ahora contemplo y observo que no estaban tan mal. Ahora que ya no los poseo como antaño me doy cuenta...-Kratos hablaba mientras caminaba, para Bal y para él mismo. Para matar el tiempo- En ocasiones me hallo nostálgico...¿Comprendes?..No lo sé. Aunque has crecido en estos años y supongo que habrás madurado no has vivido tanto...¿Hechas de menos cosas de tu vida que ya no tienes?...

El muchacho caminaba a su lado, un paso por detrás de él, con las manos hundidas en los bolsillos y escuchando uno de tantos monólos suyos en los que le parecía más bien que meditaba en voz alta, más que entablar una conversación. Sin embargo Bal siempre le escuchaba con atención, poniendo especial interés en cada palabra que decía. Aunque podía jactarse de tener a Kratos ya bastante calado, seguía aprendiendo cosas nuevas de él a cada día que pasaba a su lado, y era e realidad satisfactorio.

-¿Me lo preguntas para subirte el ánimo?-preguntó el muchacho sonriendo levemente de medio lado, mirándole de reojo desde su posición-. No tuve nada valioso que pueda echar de menos, en ralidad no tenía vida antes de... bueno, ya sabes lo que tengo dicho más de una vez. Empecé a vivir realmente cuando os conocí a ti y... al resto...-dijo para terminar rápido, sugiriendo que en ese "resto" iban incluídos tanto los sirvientes que tenía en casa, con los cuales se llevaba realmente bien, como los amigos que Kratos le había permitido compartir-. Estoy teniendo todo eso ahora. Si bien he vivido poco y tu mucho, me sirves como ejemplo para apreciar lo que tengo y no rehusarlo. No vaya a ser que algún día heche de menos tu humor negro insaciable o las borracheras con el vampiro...

El joven calló un momento. Meditando sobre sus propias palabras. Concluyó que ya había hablado demasiado y le puso fin a la conversación. De su boca no saldrían más palabras referente a aquello, porque consideraba que, si bien ilusionarse por todo no llevaba más que una estrepitosa sucesión de desengaños y disgustos, no pasarse de la ralla y mantenerse con la mente fría y lógica le libraría de todo aquello.

-Preciosas palabras, chico. Te lo agradezco -comentó haciendo un gesto de aprovación con la cabeza que, en la oscuridad, no estaba seguro de que Bal alcanzara a ver- Simplemente te lo preguntaba para conocer más sobre ti y puesto que tú escuchas esta verborrea mía cuando bebo demasiado yo deseo hacer lo mismo contigo. Hace cinco años no quería mostrar debilidad ante ti pero...ah....mi alma se vuelve vieja en este cuerpo fuerte y hermoso. Admito ante ti cosas y permito que me juzgues...¿Por qué? Baladaur...sentmientos complicados moran en mí aunque no lo aparente este semblante férreo e inmutable...

El demonio se detuvo de pronto y mirando a su alrededor meditó durante unos segundos. Entre tanta oscuridad era incapaz de encontrar el camino hacia su hogar de modo que retrocedió hasta colocarse al lado del chico.

-Bal...no sé donde estoy. Creo que preciso de ti. Anda ¿Por qué no eres un buen chico y guías el camino?...No me oriento..-murmuró cruzándose de brazos- Ah, se me olvidaba algo. Realemente sí. Nos echarías de menos a mis amigos y a mí...A mí sobretodo, inútil es negarlo..-rió divertido por sus propias palabras- Baladaur...he hecho todo el camino andando sólo por no subir a esa escoria en mi automóvil...

Baladaur tampoco le había puesto atención al camino que estaban siguiendo. De hecho había ignorado hacia donde se dirigían hasta que no alzó la cabeza.

-Mmm... Si, vamos. No estamos lejos de la primera salida...-dijo haciendo un gesto atrayente con la mano y después bustando en medio de la oscuridad la muñeca del demonio, cogiéndosela y arrastrándole con suavidad por un nuevo camino que había decidido tomar, atajando por medio de los árboles-. Podrías habérmelo dicho desde un principio y había buscado un camino más cómodo. Me conozco el bosque como la palma de mi mano...

Al camino prosiguió un silencio que Bal mantuvo intacto, ni si quiera su respiración lo perturbaba. De hecho Bal era famoso por no hacer nunca el mínimo ruido. Cuando dormía, recordaba que sus compañeros decían de él creer que estaba muerto, pues a penas hacía ruido al tomar aire, y siempre le despertaban para comprovar si aquello era cierto.

-Creo que...-comenzó a decir finalmente-. Permites que te vea así porque en realidad no te judgo-sentenció el chico, convenciéndose a si mismo que aquella era la razón definitiva y ninguna más-. Si estuvieras sobrio te costaría un poco más, pero al final de una conversación de amistosas confidencias terminarías haciendo lo mismo.

El muchacho no dejó de caminar a través del bosque, volviendo el rostro un momento hacia Kratos para verle mientras seguía remolcándole por aquella senda.

-Igual que tu nunca me judgaste a mi por mis actos y mi forma de llevar mi vida, considero que... el trato de vuelta debe ser el mismo-tomó aire un momento cayendo de pronto, sin saber por qué, en la cuenta de que si aquella mujer por la que habían montado todo aquel juego no hubiera tenido entre manos los asuntos que tuviera, quizás ahora Kratos estaría con ella.
Se sorprendió a si mismo, incluso le hizo gracia aquel hecho, pero no comentó nada al respecto. Tan sólo soltó la mano de Kratos por inercia y a cambio le señaló al final del bosque, en la linde con el aire libre.

-Ahí está tu coche-anunció.

En efecto, el automóvil reluciente y negro de Kratos estaba aparcado justo delante de ellos pero debido a que la pintura se fusionaba sutilmente con la negrura reinante sólo pudo cerciorarse de que era el suyo por la luz que el cochero mantenía encendida en el interior. El pobre hombre debía llevar horas ahí sentado, esperando y había matado el tiempo leyendo un libro.

-Ah, sí...ése es...-comentó Kratos acercándose- reconozco a mi criado...¡Leonardo! -gritó- ¡Ábreme la puerta!

El sirviente dio un respingo sobre su asiento, sobresaltado al escuchar la voz de su señor. Con presteza dejó el libro en la guantera y se apresuró a salir y abrir la puerta para Kratos y para Bal.

-Señor, adelante por favor...-inclinó ligeramente la cabeza y con un gesto de la mano le indicó que podía entrar cuando deseara- pero señor, disculpe mi intromisión...yo...lo cierto es que...no soy Leonardo. Soy Fred...
-¿Fred? ¿Cómo es eso?....ah....Me excedí con el vino esta noche...-el demonio se cruzó de brazos y se dirigió a Bal para hablarle- chico, entra primero y comprueba algo. Como no recuerdo ni a mi sirviente...es posible que ese soez iletrado haya entrado en mi auto...Entra Bal y comprueba si mi exquisita tapicería no apesta a populacho.
-Ah señor, disculpe de nuevo. Nadie extraño a subido al coche más que usted, el señor Edward y yo mismo...
-Ah, magnífico entonces. Vamos Baladaur.

Kratos se dejó caer en el mullido asiento de cuero y se recostó lo más cómodamente que pudo y cuando Bal hizo lo mismo el coche se puso en marcha, alumbrando el bosque con su potente haz de luz.

-Chico, volviendo a nuestra conversación...debo decir que si me juzgas me trae sin cuidado. Puedo ahora hablarte con más franqueza porque, en estos años, he aprendido que tú eres alguien con quién puedo hablar -Kratos ladeó ligeramente la cabeza para mirar a Bal- sin duda, para mí, eres alguien preciado...Ah, disculpa...-el sonido de su teléfono móvil interrumpió sus palabras. El demonio sacó el aparato del bolsillo de su pantalón y chasqueó la lengua al leer el nombre que rezaba en la pantalla pero de todos modos, descolgó- ¿Rei?...¿Ah, si...?...jajaja...ese vampiro necio qué ocurrencias tiene...¿Te ha traído Taiyaki? ¿No es eso muy díficil de encontrar en esta ciudad?...¿Yo? ¿Cree realmente tu sesera que un diablo de mi categoría haría tal sandez? De otro modo lo debe haber averiguado...De todos modos ¿Rei? verás, me ha surgido un asunto y no voy a poder acudir a tu casa...No demandes de mí de esa forma o dejaré de ser tan comedido ¿Comprendes?...Bien, escucha....ese vampiro no es mal tipo, cierto es que jamás podrá igualarme...sin embargo se ha esforzado honestamente es vez. ¿Rei? Ten buenas noches.

El demonio colgó y volvió a guardar el teléfono el mismo bolsillo. Habían abandonado ya el bosque, el coche se internaba de vuelta a la ciudad y de vuelta a la luz anaranjada de las farolas y Kratos dejó que su mirar se perdiera entre las callejas que iban dejando atrás...

Bal se dedicaba a mirar sin fijarse las formas rápidas que se iban con la velocidad del coche, pasando por su ventanilla para perderse igual de rápido. Había escuchado la conversación sin decir nada, y de nuevo ideas extrañas volvieron a asaltarle a la cabeza. Que Kratos hubiera decidido no acudir aquella noche con esa mujer no era algo de lo que alegrarse, de hecho era alarmante a su pareder, tenía que estar pendiente en todo momento de los pasos del demonio porque en cualquier momento podía antojársele, como todas las demás veces, cientos, desde que le conocía. Era un trabajo demasiado pesado de todos modos el perseguirle y preocuparse.

-¿De qué asunto tienes que ocuparte?-preguntó Bal después de unos segundos de que hubiese colgado el teléfono, separando la cara de la mano para mirarle un momento. Como vivía en su casa y comía lo mismo que él, desde hacía aquel tiempo, y, si bien lo decía Kratos que le tenía aprecio, se sentía con el derecho suficiente para saber qué cosas se traía entre manos el demonio, como cuando irrumpía por dudosa equivocación en sus reuniones con otros altos cargos y atendía a las explicaciones que allí se daban. De todos modos, nunca terminaba de participar en aquellas cosas, pero el saber de deshinibía de preocupaciones.

Kratos continuaba perdido en el paisaje a través del cristal del coche. Pronto habrían cruzado la ciudad entera y el automóvil se desviaría por la ruta que los conduciría hacia la mansión. El demonio deambulaba en sus pensamientos e ideas surgidas de los actos acaecidos aquella noche y sólo cuando Bal le habló pudo regresar de nuevo a la realidad.

-¿Eh?...-dijo distraído al tiempo que apartaba su mirar de la ventanilla y lo dirigía directamente al muchacho- ningún asunto en especial. Fue un embuste -respondió simplemente, volvió a girar la cabeza y siguió contemplando el exterior- ¿Por qué?

-Mmm... No, por nada. No se me ocurría qué podías tener que hacer tan tarde si acabas de decir que quieres irte a dormir...

Bal se estiró hacia el demonio, apoyando la cabeza en el regazo de Kratos mirando al techo del coche de color gris oscuro, cruzando las manos sobre el estómago.

-Ahora sólo me apetece tumbarme y dejar que pasen unas cuantas horas del día... ¿a ti no?-el muchacho le miró desde su posición y sonrió a penas, observándole con aquellos ojos enormes y brillantes, que se habían ido aclarando con el paso de los años hasta tener un tinte azul eléctrico. Cogió uno de los brazos del demonio y se lo pasó por encima, como si fuera una manta protectora-. Lo cierto es que... No puedo mentirte, ¿sabes? Me alegra que no salgas esta noche. Estás mejor recogidito en casa para que no te de el frío... Después te duele la tripa-le riñó dándole con el dorso de la mano en el estómago.

Después emitió un gruñido y se removió haciendo que todas las cosas de atavío élfico para la guerra tintineasen contra los asientos impecables del automovil..

-Eres una cruel criatura que desperdicia su tiempo. Deberías perderte en los bosques conmigo en busca de armas milenarias y esas cosas... Eso es más sano que emborracharse con cualquiera por ahí y... ¿En serio necesitas que todas las mujeres de la ciudad te alaven?-Bal chasqueó la lengua, hablando con los ojos cerrados para después quedarse quieto y en silencio de nuevo.

El demonio escuchó las palabras de Bal con cierto asombro, no sabía desde cuando le importaba a ese muchacho si él salía durante la noche entera o se quedaba en casa. Sin poder evitarlo frunció el ceño y en silencio tamborileó con los dedos suavemente sobre el pecho del chico, aquel gesto normalmente revelaba que Kratos había empezado a meditar sobre algo.

-Sí -respondió al fin- Pero para ti...eso no es ningún secreto. Gozo cuando me lisonjean, yo mismo lo propicio a veces y no es por presunción. En mí hay mucho que admirar ¿No te parece? Al menos a simple vista. Este cuerpo es...sumamente hermoso -comentó con una sonrisa de orgullo en los labios- y como es creación mía...disfruto cuando lo alaban. Ahh....qué vanidoso soy...jajaja...-rió levemente y fijó sus ojos azules en los de Bal- ¿Tan cruel soy?...Mmmm...hoy he...concebido un acto honroso. Podría haber estado, en este mismo instante, en los brazos de esa mujer...Ella admiraría mis cualidades, cocinaría algo delicioso para mí y después...bueno, comprendes...Pero he decidido renunciar a todo eso esta noche...Mmmm...obra de tal magnitud creo que me exime durante los próximos cien años..jajaja...-Kratos cesó el movimiento de sus dedos que hasta entonces habían seguido danzando- Baladaur, gozo con el mal...más que con el bien. Que tu concepto sobre mí no se transforme. Soy un diablo de excelsa categoría.